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OHM

Me aterraba soltar a Nanon, porque creí que iba a decirme que no debió pasar.

Pero eso no sucedió.

Cuando sentí sus labios, pensé en que quizás era un sueño, como los que ya he tenido, pero no es asi esta vez.

Él sigue aquí, y no me he despertado.

—¿Qué me ves? —pregunta en un susurro, jugando con la flor que le he dado.

Se ha sentado conmigo en la acera, y ambos tenemos la ropa manchada con pintura.

—Puedes agarrar otra si quieres.

Sonrío, porque me mira mal.

—¿Intentas molestarme?

—Puedes hacerlo, porque es para ti —respondo nervioso— e-es para ti.

Le pongo un énfasis particular al "para", porque quiero que entienda.

—¿Hablas de todo?

—Cuando sembré las semillas, pensé que serían para dárselas a alguien especial, y no existe alguien más especial que tú, por eso puedes tenerlas todas, y con el tiempo van a crecer más, así que tendrás muchas flores siempre.

Retrocedo, porque se acerca por el piso, y se sienta sobre mí.

—Eso es lindo —dice mirando mis labios.

Respiro profundo, acariciando su cuello con mis manos, para acercarlo.

Nanon tiene una manera particularmente buena de besar.

Le gusta tener el control, ya lo he notado, sus besos son fuertes, justo como su caracter.

Me encanta tener su lengua en mi boca, y me abruma lo mucho que lo disfruto.

Paso mis manos por su cintura para sostenerlo bien, y cuando siento que he acariciado su piel, retrocedo, porque seguramente he movido su camiseta sin querer y no quiero incomodarlo.

Nanon jadea sin alejarse, agarrando mis manos y las vuelve a poner en su cuerpo.

Seguramente no se dio cuenta de que estaba tocando de más.

Me remuevo un poco, porque siento un cosquilleo en la entrepierna.

—Nanon —digo apenado y él me mira, aún agitado.

—¿Sí?

—Alguien puede pasar por aquí.

Él mira a su alrededor y carraspea, acomodando su ropa.

Mis labios están hormigueandome porque quiero más, pero no quiero que piense que yo quiero sobrepasarme con él o algo así.

—Debería estar ayudándole a tu mamá.

—Yo no tenía idea de que te gustaba la cocina.

—Es que dice Win que si no hay chefs en nuestra casa hipotecada, tengo que cocinarle a nuestros hijos.

Lo miro confundido y él empieza a mover las manos frente a mi cara.

Creo que no quería decir eso y yo no entiendo a qué se refiere.

—¿Qué hijos?

—Nada —dice apoyando la cabeza en mi pecho y esconde su rostro, luego de suspirar— a veces hablo de nada.

Paso mi mano por su cabello, y sonrío por lo suave que es.

Muevo mi dedo un poco para acariciarlo, y luego me alejo, para no invadir su espacio.

—Me gusta, sigue —me pide levantando la cara con un puchero en su boca.

Paso la lengua por mis labios, sin poder evitarlo.

Quizás es un sueño largo, porque no puedo creer que alguien como él esté interesado en mí.

—Eres hermoso —suelto sin pensarlo y él sonríe.

—¿Estás declarándome tu amor, otra vez?

—Bueno, no salió muy bien, porque estabas gritándome, así que no estaría mal intentarlo de nuevo.

—¿Estás quejándote? —pregunta golpeándome— lo merecías, eres tonto, tú me hiciste llorar, y me veía horrible por eso.

—¿Cómo es que crees que tú puedes verte mal? —respondo cuestionándolo y paso mi dedo por su mejilla.

—Puedo.

—No para mí —susurro mirando sus ojos— no hay nada malo en ti, para mí.

—¿Entonces crees que soy perfecto?

—Sí —respondo sin dudarlo.

Mamá abre la puerta, y Nanon se cae, por intentar quitarse de encima, y yo golpeo mi cabeza contra la pared, por alejarme también.

Ella se ríe mirándonos.

—¿Aún quieres ayudar, o debería dejarlos solos? —le pregunta a él.

—Iba a entrar ya, me tropecé... y caí sobre Ohm.

—Supongo que te golpeaste la cara contra la suya, porque tienes los labios hinchados.

—Eso pasó —dice levantándose y luego me mira a mí claramente ofendido— ya no me hagas perder el tiempo, Ohm, yo vine a pasar el día con tu mamá.

You || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora