You || Ohmnanon

18

NANON

Cuando entro en casa hay más silencio del normal, y es porque a esta hora ya todos se han ido a dormir.

Lo agradezco, porque siento que tengo el olor de Ohm, y necesito una ducha, aunque quisiera dormirme así, porque me gusta a mí.

—Vamos a ponerte en un bonito lugar —le digo a mi osito, mientras subo las escaleras.

Le he colocado la flor en la manito.

Abro con cuidado mi puerta para no despertar a nadie, y cuando prendo la luz, retrocedo asustado, porque Dew está sentado ahí.

Su mirada va directamente a mi mano, y sé que va a saber lo que ocurre, porque es la misma flor.

Bajo la cabeza cuando se levanta, y me rodea, para quitarme el osito.

—No necesito hacerte preguntas, solo él puede darte algo tan corriente.

Sí, estoy aterrado, pero él no puede molestarse tanto si digo que solo fui a terminar el trabajo.

—¿Me lo devuelves? —pregunto bajito.

Él asiente, parándose frente a mí.

—¡Dew! —le grito al ver que lo rompe.

Intento evitar quebrarme yo, aunque quiero hacerlo.

Es que lo odio tanto.

—¿Por qué te molesta? —suelta sonriendo— no creo que cueste más que 10 baths.

—¡Porque es mío!

Estoy agitado, y lo empujo, aunque mi idea no era discutir con él hoy.

—No logras ver lo patético que luces en este momento —responde agarrándome del cabello.

Intento quitarme, pero cuando me muevo me duele más.

—Vamos a preguntarle a tu papá lo que piensa, de que estés haciendo un berrinche, porque rompí el oso corriente que te dio el Alfa con el que te acostaste.

Siento un escalofrío recorriéndome ahora.

—Yo n-n...

Bajo la cabeza, porque me da un golpe en la cara, pero esta vez no se detiene y me patea luego de empujarme al piso.

—No intentes tratarme como un estúpido, estoy oliéndote.

Trato de pararme, pero no me deja.

Me jala fuera de la habitación lastimándome más, y me pone tenso ver que las luces en los otros pasillos están encendiéndose.

Todos deben haber escuchado.

Algunos empleados me miran saliendo de sus habitaciones y parecen estar dudando en si deberían intervenir.

No puedo culparlos, yo le tengo miedo también.

La humillación de que me vean siendo arrastrado por la casa del cabello, es probablemente algo de lo que no voy a recuperarme.

Se detiene abriendo la oficina de papá, y la casi inexistente calma que me queda desaparece, cuando lo veo levantar el teléfono.

—Vamos a llamarle —dice buscando en los anexos el número que debo de emergencias, porque es el único al que contesta, incluso si está ocupado— vamos a ver qué opina, vamos a ver cuánto va a decepcionarle que tú...

No estoy seguro de dónde saco la fuerza para responder, levantándome adolorido.

—¿Por qué crees que yo me acosté con el becado? —le pregunto con la voz firme— ¿Tan inseguro eres que te sientes amenazado por alguien como él?

—¿Inseguro yo?

—¿Si es tan insignificante por qué te preocupa tanto?

—Estás oliendo...

—Estoy oliendo a él, porque estuve en su casa, fui a hacer un trabajo, y no merezco que me trates de esta manera por eso.

—Nanon —dice bajando la voz y yo niego con la cabeza.

—Quiero que te vayas de mi casa.

—Amor —insiste agarrando mi mano— tú me obligas a actuar así, apagaste tu teléfono y regresaste oliendo mal, me haces pensar que eres capaz de meterte con un chico así.

—No lo haría —miento con un nudo en la garganta.

—Es lo que espero, porque tus padres y los míos, perderían la razón, nos avergonzarías a todos con el país, la prensa nos acabaría vivos, si le cuento esto a tu papá, él mismo se encargaría de destruir a ese chico, sabes que tiene los contactos suficientes para que no vuelva a tener una oportunidad en la vida...

—¿Por qué vas a contarle si no es verdad? —le pregunto quitándole el teléfono.

—Júralo.

—Supongo que lo dudas porque no has visto donde vive, su casa parece un basurero, y huele mal, porque está junto a un mercado mugroso con olor a desagüe, si piensas que yo cambiaría la vida que tengo por eso, estás equivocándote mucho.

Ya no se ve a la defensiva, así que sé que lo he logrado.

Me cree.