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NANON

—Nanon —dice Win acomodando la almohada a mi lado y yo lo miro, aún cubierto con las frazadas— ¿Quieres desayunar?

Niego con la cabeza.

—¿Puedes tomar al menos un jugo por mí?

Asiento, porque sé que está genuinamente preocupado.

El pecho me arde cada vez que intento respirar, y es que aunque el tiempo esté pasando, no me siento capaz de recuperarme.

Supongo que no soy tan fuerte como creía.

—¿Crees que ya quiera hablar? —le pregunto al verlo arreglarse la ropa en el espejo.

—No lo sé.

—Pero lo viste en la universidad estos días, ¿cómo está?

Sé que hay algo que no quiere decirme, porque conozco a Win.

—Sí, lo he visto, andando por ahí.

—¿Parece enojado aún?

—Si está enojado puede irse al carajo, él y sus zapatos de 3 dólares.

Me quedo en silencio, y suelto un suspiro.

—¿Por qué tú estás enojado con Ohm? —le pregunto directamente.

Win se levanta, ignorándome, porque su teléfono suena.

Y ese ha sido un mensaje.

Su doctor ha venido a hacerme exámenes ayer, porque estoy preocupando a todos y acordó enviarle los resultados.

Me asusta pensar en salir de aquí.

No quiero ver a papá, le tengo miedo a Dew y no voy a aguantar más el desprecio con el que me habla Ohm.

Entiendo que el papá de Win haya sido insistente con esto, cree que si sigo así, voy a tener problemas alimenticios.

—Hemoglobina —dice lento, porque le está costando leer— cinco, coma, cero, eme, eme... Nanon, no entiendo.

—Solo mira si el valor está dentro de lo normal, al lado —le explico sentándome.

—Erre, dé, doble u... trece, este signo...

—Win, dame a mí.

—Yo puedo —responde haciendo un berrinche con los pies, así que ya no estiro la mano— acá dice glucosa, y se ve bien.

—¿Cómo sabes que se ve bien si no puedes leerlo?

—Si puedo, luego dice leuco-cositos.

—Leucocitos —digo haciendo la corrección y entrecierra los ojos.

—Be, ache, ce, ge, uhm, hay muchos números.

—Muéstrame, no estás haciendo eso bien.

—Si puedo —insiste renegando— además el doctor puso una nota, dice que los valores son aparentemente normales, y acá hay unas semanas que-

Lo miro, porque se queda en silencio.

—¿De qué son? ¿Win?

Lo veo teclear rápido en la pantalla, sin contestarme.

—Valores referenciales —dice leyendo— si dice cinco, siete, uno, siete y.... ah.

—¿De qué es? —pregunto de nuevo estirando la mano y él niega con la cabeza mirándome.

Se levanta y empieza a dar vueltas, mirando su celular.

—¡Win! —grito ya estresado— ¿Qué es?

No parece querer hablar, porque me da el teléfono, por fin.

Siento como si todo mi cuerpo se desvaneciera, cuando veo las semanas.

Win toca el botón en su cuarto, para la comida, y la señora del servicio aparece.

—El desayuno, por favor —le pide nervioso— quiero leche, y esas cosas aplastadas que le dan a los bebés, con fruta, la más nutritiva.

Ella hace una reverencia asintiendo, aunque es obvio que le ha parecido raro.

—¡Estás matando al bebé, Nanon! —me grita asustado— tengo que usar tu boca para alimentarlo.

—Pero no puede ser —digo negándolo más para mí mismo.

—Tendremos que ir a un programa de televisión abierta a pedir que el padre pobre se haga cargo del niño.

—¡Win!

—Perdón, veo muchos programas así.

You || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora