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NANON

Suspiro, mirándome en el espejo de mi auto, después de cruzar el puente.

Creo que quedó bien.

Manejo por la calle junto al mercado, y me detengo al ver a la mamá de Ohm.

Sería maleducado no saludar.

—Nanon —dice acercándose al verme bajar y yo sonrío, haciendo una reverencia.

Ella agarra mi mano, para llevarme a las sillas que tiene junto a la comida.

—¿Ohm te está esperando?

—Sí —respondo asintiendo, supongo, porque no le he hablado para confirmarlo.

Es que estuve evitándolo.

—Oh...

Su voz se apaga y se acerca, poniéndome inquieto al instante.

Sé dónde está mirando.

—Me golpee con un estante en mi habitación —le explico rápido, aunque no me preguntó.

Pensé que el maquillaje había servido.

Me esforcé en eso, porque no quería que Ohm preguntara al respecto.

Ella no responde, y se sienta a mi lado.

—No sé si...

—Soy muy descuidado —menciono riendo.

Ella asiente colocando una mano sobre la mía.

Parece estar triste por mí y no es lo que quiero.

—¿Quieres comer algo antes de ir a casa?

—Sí —respondo rápido y apenas se levanta, llevo mis dedos a mi rostro.

No sé qué hice mal.

—¿Prefieres el pollo o prefieres el pescado?

—¿Puedo probar de los dos? —le pregunto moviendo mis pies, y ella asiente.

—Hace mucho tiempo ya, cuando Ohm era un niño y su papá vivía con nosotros —dice agarrando un plato— creí que era descuidada también y me golpeaba con los estantes de la casa.

Levanto la mirada, con interés.

—Un día, decidí quitarlos, porque descubrí que si seguían puestos en el mismo lugar, seguiría golpeándome con ellos.

Respiro profundo, porque tengo un nudo en la garganta.

—Entendí que no era descuidada, solo necesitaba poner esos estantes fuera de mi camino.

Recibo la comida que me alcanza, evitando ya mirarla, porque mis ojos están llenos de lágrimas.

—¿Cree que Ohm sepa reconocer los golpes de los estantes?

—Sí, los conoce bien.

Oh.

—Entonces debería irme, después de comer.

—¿Por qué?

Llevo la comida a mi boca, y me sorprende, lo rica que está.

Mastico en silencio, pensando bien en la respuesta.

—No estoy seguro de la razón.

—Voy a decirle que no pudiste quedarte, para que no esté triste.

—¿Triste por mí? —pregunto mirándola— ¿Cree que yo le importo a él?

Hago un puchero, porque ella se ríe.

—¿No es obvio?

—¿Qué es obvio?

—Que le importas —dice tranquilamente y no suena a una broma.

¿Debería preguntarle a ella si yo le gusto a Ohm?

—Es un buen chico —agrega sonriéndome— y sé que vienes de un mundo en donde priorizan otras virtudes, pero lo es, y sé que le cuesta adaptarse a un lugar al que no pertenece, pero lo intenta.

Siento la culpa ahora invadiéndome, porque incluso si yo nunca lo he tratado directamente mal.

He participado en conversaciones que sí.

Ohm es la clase de persona de la que la gente como yo se burla, y quería pensar como ellos, porque así, es sencillo para mí.

Si él se mantiene en mi mente como el becado feo que me hace la tarea, no voy a tener problemas.

—Me gusta —le digo ya cansado de sobrepensarlo.

He pasado ya un tiempo, convenciéndome a mí mismo de que siempre fue la tarea, fijándome en sus defectos y maximizándolos, porque gustar de él está mal, de tantas maneras.

—¿Ohm?

—Como un buen amigo —respondo mirando mi plato de nuevo— yo ya tengo un Alfa, estamos comprometidos desde que eramos niños, y mis padres lo adoran, ellos aman la idea de que vamos a casarnos y que tendremos una familia.

—¿Y tú?

—¿Qué?

—¿Tú amas la idea, Nanon?

—Amo más este pollo —respondo sonriendo y llevo más comida a mi boca— es lo mejor que he comido en meses.

You || OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora