Esa noche, en nuestro apartamento, le explicamos lo sucedido a Luz. Permaneció incrédula cuando comenté que una mujer con semejante poder se encontraba viviendo de incógnito en nuestro mundo, pero al final también se molestó con su actitud indiferente.
―¿Pero qué mierda? ―exclamó al final de la explicación. Debo decir que escucharla soltar groserías se sintió raro viniendo de una chica tan linda―. Se supone que es una heroína. ¿Por qué no quiso ayudarte? ¿No le interesa salvar su mundo natal?
―Eso dijo ―Santina aún seguía triste con lo sucedido. Ya antes había intentado animarla de algún modo pero la verdad es que no sabía qué hacer―. No nos ayudará.
―¿Y qué harás ahora? ―le pregunté.
―Me queda muy poca magia ―respondió―. Como mucho, una hora, si tengo que volver a mi mundo, lo tengo que hacer ahora, aunque...
―Pero volverás sola.
―Aunque la heroína haya dicho otra cosa ―respondió la niña―. Nuestro reino no será capaz de derrotar al hechicero oscuro. Ella era nuestra única esperanza.
Y suspiró.
Quedamos en un silencio bastante extenso, y entonces noté que se puso su mirada mi por un buen rato, incluso me empecé a sentir incómodo.
―¿Qué sucede? ―al fin pregunté.
―No, nada ―respondió―. Pensaba en algo pero creo que es ridículo.
―¿De qué se trata? ―preguntó Luz.
―Me preguntaba cómo es que la heroína se olvidó tan fácilmente de su mundo natal ―murmuró―. Y ahora vive feliz y tranquila aquí.
―Y además gana muy bien.
―Al inicio pensaba que estaba siendo egoísta ―comentó―. Pero en realidad creo que ella vivió más o menos las mismas cosas que yo viví aquí.
―¿Qué quieres decir?
―Han sido pocos días, pero este mundo me ha gustado mucho por todas las cosas que tiene ―comentó―. Creo que la heroína se sintió atraída a todo eso y por eso decidió quedarse.
―¿Entonces?
―Me queda la suficiente magia para volver a mi mundo solamente ―anunció―. Pero en aproximadamente una hora se disipará y ya no podré volver. Dejaré de usar magia y seré una chica común y corriente.
―Y la otra en 30 años sigue conservando remanentes de su magia, ¿Qué tan poderosa era antes?
Entonces Santina nos miró a los dos y puso ojos como de gato.
―Si yo me quedara aquí... ¿Qué harían ustedes?
―¿Qué... quieres decir? ¿Vas a hacer lo mismo que ella y abandonarás tu mundo natal?
―Les confesaré algo ―nos dijo―. Como yo me robé el orbe, lo más seguro es que me consideren una criminal, así que si vuelvo puede que hasta me ejecuten.
―¿Entonces por qué querías volver si te iban a ejecutar?
―Porque pensaba que si regresaba con la heroína se darían cuenta que robar el orbe fue para algo bueno y me perdonarían. Desde que se rompió el orbe puse todas mis esperanzas en encontrar a la heroína, pero ahora que ella no va a volver conmigo, ya no estoy segura de querer regresar.
―Pues si te van a ejecutar, mejor quédate aquí ―dijo Luz―. Con nosotros.
―¿Con nosotros? ―exclamé.
―Si ―me dijo Luz al tiempo que tomaba mi mano―. Justo como te lo comenté ayer. Esta niña nos necesita. Ya no para salvar su mundo, sino para criarla.
―¿Criarla? Estas yendo muy lejos con esto ¿no?
―Entonces... ―Santina se puso roja como un tomate―. ¿Yo viviría con ustedes... como su hija?
―Si ―respondió Luz igual de ruborizada―. Algo así.
―Santina, ¿estás segura de esto? ―le pregunté a la niña―. Si tu magia se disipa ya no podrás volver.
―He tomado mi decisión ―respondió con firmeza―. Quiero quedarme aquí.
―Entonces ―respondió Luz al tiempo que la abrazaba―. Bienvenida.
Luz también me animó a unirme a ellas.
Y así se formó nuestra familia.
Días después...
Me levanté más temprano que de costumbre, me di un baño, desayuné y me puse el bonito traje que Luz me había comprado para mi primer día de trabajo.
Pero jamás había usado uno de estos, así que no sabía cómo amarrarme la corbata.
―Dámela ―me dijo Luz―. Soy buena en esto.
―Eres buena en muchas cosas amor.
―No empieces con eso o saldrás tarde.
Con mucha dedicación, la chica me acomodó la corbata en el cuello.
―Ahora si te vez guapo amor. Demuéstrales quién eres.
―Claro que sí.
―Y no me hagas quedar mal, que fue complicado conseguirte este trabajo.
―Tú tranquila, Jamás te decepcionaría. Por cierto, ¿Santina ya se levantó?
―Se está cambiando ―respondió―. Creo que le gustó el uniforme escolar porque no deja de contemplarse en el espejo.
―Si me quedó ―exclamó emocionada al salir a mostrarnos cómo se veía―. ¿Me veo bien?
―Te ves linda.
Debo decir que fue raro verla vestida con el uniforme escolar de las escuelas de nuestro mundo. Zapatos negros escolares, calcetas blancas, una falda gris cuadriculada, una playera blanca y un suéter color verde. Ya no era una dríada pero seguía vistiendo de verde, y aun conservaba sus orejas puntiagudas. Espero que no le hagan bullying por eso.
La niña tomó su mochila y se dirigió a la puerta.
―¿Sí recuerdas cómo llegar a la escuela verdad?
―Claro que sí ―respondió― No queda muy lejos de aquí.
―Diviértete en tu primer día de clases ―le dijimos.
―Gracias... papá y mamá, los quiero ―nos sonrió antes de salir del apartamento.
Fue suficiente para matarnos de ternura.
―Aun no me acostumbro del todo a que me llame mamá ―dijo Luz―. Pero es lindo.
―Y yo igual me retiro ―anuncié mientras también me acercaba a la puerta―. Nos vemos al rato, o más tarde porque creo que tú saldrás más tarde que yo de tu trabajo.
―Espera ―me detuvo tomándome del brazo―. ¿No te olvidas de algo?
―Oh, es cierto.
Y me volteé para darle un beso de despedida a mi esposa.
Me pregunto si ya la podría llamar esposa, porque, aunque vivimos juntos, no nos hemos casado, pero lo estamos planeando.
―Cuídate mucho amor.
―Tú igual.
Dirigiéndome a mi nuevo trabajo pasé por el cine abandonado, el lugar donde conocí a Santina. Pensar que el hecho de recogerla de la basura me cambió la vida, que ahora, tengo un buen empleo, vivo con la mujer que amo y tengo una hija maravillosa.
¿Qué más puedo pedir?
Ah, cierto, tenía que agradecerle a Santina por todo esto.
Se lo diré cuando regrese de la escuela.
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La historia de Santina y la mía
FantasíaSantiago es un joven de 25 años de edad residente del barrio de Tlatelolco, trabaja en un estacionamiento como cobrador de una tienda de autoservicio y está enamorado de Luz, una edecán del área de perfumería de dicho establecimiento. Y eso es todo...