CAPITULO 20

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La azafata me ofrece por tercera vez algo de tomar y la rechazo con amabilidad. Todos me llamaron «Joven Suh» y no me he cansado de corregirles que no soy parte de la vida de Johnny.

―Digas lo que digas sigues siendo un Suh, Taeyong.

Lo veo con mala cara. Me he quedado un poco más tranquilo después de llamar al hospital y saber que mi padre se encuentra estable y que en estos momentos duerme. Aunque las ganas de lanzar a Johnny fuera de su avión siguen ahí tentándome.

―Digas lo que digas y hagas lo que hagas nada cambia ni cambiará. Me has amenazado y humillado. No voy agradecerte por esto que estás haciendo porque me lo debes.

Él ríe con arrogancia.

―No esperaba que lo hicieras. Pero me llena de satisfacción saber que al menos por unas horas no estarás con ese payaso.

―Cuida tu lenguaje ―Le sugiero―Ese hombre al que llamas payaso ha sabido tratarme mejor que tú en todo este tiempo; que en los años que estuve viviendo contigo.

Se vuelve a reír, aunque aprendí a conocerlo más que nadie en cuanto a su ego y complejo de macho alfa. Está celoso, y aunque me haya engañado muchas veces con otras personas, no es lo mismo que ahora sea él quien tenga que verme con otro hombre.

―Ojalá que siempre sea perfecto como piensas que es.

― ¿A qué te refieres con eso?

Ignora mi pregunta, la azafata en cambio sirve su trago favorito y yo me quedo esperando que se le dé la gana responder. Está gozando verme de esta manera. Él podría saber mucho y más que yo, personas como Johnny puede hacer lo que sea para destruir la vida de otro, lo he visto antes. Pero decidí no juzgarlo una vez supe lo peligroso que era meter tus narices donde no tenías que hacerlo.

―Eres un hijo de puta―Mascullo y esta vez sí tengo su atención―Le diré a mi padre que te he dejado. Agradéceme que no le diré lo que me has hecho todos estos años.

Gabe pone su bebida sobre la pequeña mesa de enfrente y cruza una pierna sobre la otra.

―No tienes las agallas para hacerlo. Nunca las has tenido. ¿Tengo que recordarte que puedo acabar con tu carrera y con tu vida una vez se enteren de que le ayudaste a aquel anciano a morir? Mi consejo es que también busques a un abogado para eso. Puedes pasar el resto de tu vida en la cárcel. Y dudo mucho que tu príncipe azul pueda estar esta vez para ti.

No le tengo miedo a sus amenazas. En estos momentos solamente me importa mi padre, si él está bien. No me importa cuál sea mi destino. Me he enamorado de nuevo y eso me da la fuerza suficiente para no temer cada una de sus amenazas. Si es verdad lo que dice Johnny con acabar con mi vida, yo también puedo hacerlo con la suya, aunque muera en el intento.

―Ni todo el poder que tienes ni el dinero será mejor que la libertad que me pueda proporcionar la cárcel, Johnny. Lo acepto todo, mi culpa por haber acabado el sufrimiento de ese hombre. Nada es mejor que estar lejos de ti.

Ahora ya no sonríe.

―¿Estás seguro de eso?

―El que nunca tendrá las agallas vas a ser tú ―Me inclino para susurrarle―¿Qué dirán del senador Suh si se enteran de que su esposo es un asesino? ¿Un ex pueblerino que se convirtió en un prestigiado cirujano plástico con el dinero de posar en ropa interior? Yo creo que la reputación de un senador no tiene precio. ¿O tú tienes el tuyo?

Se abalanza hacia mí y me toma fuerte del rostro. Haciéndome daño, pero no me quejo, porque no hay nada más satisfactorio que haber dado en el blanco. Es él quien nunca podrá ser libre de todo el teatro que ha creado a lo largo de los años.

𒄬 ¡𝐌𝐀𝐋𝐃𝐈𝐓𝐎 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐅𝐀𝐃𝐎𝐑! 𒄬|| ᴶᵃᵉʸᵒⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora