CAPITULO 7

803 108 19
                                    

La sala de ED me necesita en estos momentos.

―Tú también por aquí ―Veo a Haechan que ayuda a un niño con el dedo meñique fuera de lugar.

―No hay nada más placentero que sentirse útil ―Respondo divertido.

La medicina primaria siempre fue lo mejor para llevar los días, y más aquellos lentos y tristes.

Siendo cirujano a veces me olvido de las cosas no tan graves, como una pequeña lesión, o una enfermedad que no requiere una intervención secundaria de inmediato. Para nosotros los médicos, tenemos que ver la vida así, no hay nada que no podamos reparar, o que la medicina no pueda ayudar. Lo único que se necesita es dar con las manos adecuadas.

Aunque a veces son días difíciles, como aquellos, o aquel en el que conocí a Johnny. La sala ED estaba demasiado llena y se requería de todo el personal, hasta de los doctores de alto rango. Pero no se trata de Johnny, debo dejar de nombrarlo hasta en mis pensamientos y cuando estoy en mi zona.

En lo que me define.

A los pocos minutos se nos une Agatha y me sorprende ver a Mark saliendo de su cueva de pocos amigos.

Una señora entra sosteniendo su brazo y enseguida soy el primero en atender.

―Me duele muchísimo ―Me dice a punto de llorar―Si deben arrancarlo, ¡Háganlo! Pero que ya no me duela más.

―Tranquila, venga por aquí ―La llevo a una zona despejada y cierro las cortinas.

Empiezo a tocar todo su brazo y sí, en efecto, está roto. ―Va a necesitar que le practiquen rayos X, después de ello, venga conmigo de nuevo.

―¡Demonios! ―Se queja y no sé si del dolor o de lo que acabo de decirle ―He esperado una eternidad poder subir al coche y ahora usted me dice que debo esperar más.

―Le diré a alguien que le ayude, le prometo que no tardará mucho, estará bien.

―De acuerdo, solamente porque debo regresar a casa a tiempo, tengo que preparar la cena para los chicos.

―Eso suena genial―Le sonrío y tomo su otro brazo. Llamo a un enfermero que la acompañe al piso de rayos X. Continúo ayudando a más personas cuando uno en particular llama mi atención. Su mano está destrozada sabrá Dios por qué. Veo al hombre de traje y me acerco de inmediato.

―Señor, acuéstese sobre la camilla enseguida, revisaré su mano.

No dice nada y hace lo que le pido, cuando termino de ponerme los guantes, sigo el recorrido desde sus manos hasta su rostro y me asusto por lo que veo.

―Jaehyun ―Susurro asustado―Cielos santo ¿Qué fue lo que pasó?

―Soy un idiota ―Dice sin más, y yo me quedo viéndolo raro―Me refiero a que no pensé lo que hacía. Quería cortar algo de fruta en la oficina y pues... ya ves.

―Ya veo ―Empiezo a limpiar su herida, parece un poco profunda en la palma de su mano.

Me doy cuenta que necesitará dos o tres puntos de sutura en ella.

―Tendré que suturar, va a dolerte un poco.

―Haz lo que tengas que hacer.

Su forma de actuar no es la más agradable de todas, pero vamos, tiene una cortada del demonio en la palma de su mano derecha. Debe de doler, aunque se haga el fuerte. ¿Quién demonios corta una fruta con un cuchillo a esta hora de la tarde? Debió estar bastante famélico para no ver venir ese cuchillo.

Es verdad, es un idiota.

Termino de limpiar toda la sangre y preparo la aguja para poner la anestesia. Jaehyun ve cada uno de mis movimientos como si estuviese estudiándome. En realidad, no me pone nervioso, o es lo que quiero creer.

𒄬 ¡𝐌𝐀𝐋𝐃𝐈𝐓𝐎 𝐄𝐒𝐓𝐀𝐅𝐀𝐃𝐎𝐑! 𒄬|| ᴶᵃᵉʸᵒⁿᵍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora