Capítulo 19

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Poseidón se me queda viendo sonriente luego de decirme aquello... luego de aquellas palabras. Yo solo le puedo mirar con una expresión de confusión en el rostro.

Mi cerebro no paraba de idearse formas en las cuales encontrarle una explicación medianamente lógica para todo lo que estaba pasando... para aquello que mis ojos habían visto pero se negaban a creer.

Me quedo viendo al chico que tengo parado frente a mí.

¿Es que acaso en realidad será... un dios?

¿Qué estás diciendo Ebba? Los dioses griegos no existen en la realidad que conocemos, solo son seres mitológicos, ¿o no?

Abro mi boca para decir algo, lo que fuere, pero nada aparentaba salir de ella. No encontraba las palabras adecuadas para decirle al chico... o dios, que tenía frente a mí lo muy confundida que estaba, lo muy aturdida que mi mente se encontraba.

¿Cómo es que pudo controlar las aguas para que estas se iluminaran de aquella manera?

¿Cómo fue que logró que una bandada de peces de colores girara así a nuestro alrededor?

¡Esto era una locura!

¿Quién era este chico al cual había besado? O mejor dicho... ¿qué era?

—Mira Poseidón, yo... —En el preciso momento en el que me disponía a hablar escucho la voz de Martha en la lejanía.

—Ustedes tórtolos, déjenos un poco de agua para nosotros. —La escucho reír, por lo que inmediatamente volteo el rostro en dirección hacia la cabaña, y , ahí estaba.

Observo como Martha baja aquellas escaleras frente al balcón de la choza agarrada de manos con Brandon, quien la acompaña sin mucho ánimo en realidad. Ésta llevaba puesto un traje de baño color rosado. Brandon unos pantalones playeros color verde, su torso al descubierto.

—¿Qué hacen aquí tan solitos? —Martha pone un pie dentro del agua y lo saca rápidamente al sentir lo fría que estaba. —Cuando Brandon me dijo que salieron de la cabaña inmediatamente dije: "les tenemos que acompañar ". —Ríe por lo bajo logrando adentrarse al agua en tanto hace muecas con su boca por el frío. —Él insistió tanto en que quería compartir con ustedes que pensé sería una buena idea después de todo. —Sonríe.

Así que Brandon... pequeña rata de alcantarilla.

Me les quedo viendo y noto como el chico solo la sigue mientras sostiene su mano. Sus ojos clavados en Poseidón... su mirada fija. La expresión de su rostro es seria.

Miro al chico de los ojos color azul celeste. Veo como éste toca la superficie del agua y todo lo bonito que había creado hace un tiempo atrás desaparece en un santiamén... el agua fluorescente, los peces de colores, todo.

Nuevamente quedo asombrada.

Martha llega a nuestro lado y yo solo puedo soltar un suspiro.

—Está como que un poco fría la noche hoy, ¿no? —La veo abrazarse a sí misma en tanto me observa de arriba a abajo. Nadie responde a su comentario. —¡Ebba, no tienes bañador! —Lo dice como si fuera el fin del mundo.

—No, no me lo coloqué. Está en mi habitación. —Volteo los ojos sintiéndome ya un tanto incómoda por su presencia. Por su repentina aparición.

—Hay querida, tú siempre tan despistada. —Ríe por lo bajo. Yo me quedo callada tratando de ignorar sus estúpidas críticas las cuales no vienen a lugar. —Como sea, ¿les gustó con quien les tocó de compañero en sus habitaciones? —Pregunta entusiasmada. —A mí no me gustó que no me tocara con mi bebé. —Hace una mueca con la boca volteando hacia Brandon y pasando su mano delicadamente por el rostro de éste. El chico parece ignorarla.

Poseidón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora