Capítulo 53

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**Capítulo Final**
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Perspectiva Poseidón

Nervioso, miro el reloj sobre mi muñeca entretanto me pregunto qué estará sucediendo y cuál es la causa del retraso.

Se suponía que la boda comenzaría a las seis de la tarde, ya eran las seis y veinte y Ebba aún no llegaba.

¡Maldito Pete y cuando decidimos que el sería él quien la trajera!

Parado frente al altar, miro a todos los invitados sentados frente a mí. Todos acalorados, las mujeres soplándose con aquellos abanicos de mano que Sebastián les había entregado. Al final, creo que sí fue buena idea comprar esos abanicos para entregarlos como souvenir de todo.

El sol que hacía en la playa era fuerte, la brisa soplaba, pero el calor era extenuante. Doy gracias al cielo que ya estaba atardeciendo y que pronto anochecería.

Estaban todos aquí, desde el abuelo de Ebba y algunos de sus amigos, hasta Hades, Zeus, Hera, Demeter y Hestia. Todos ellos y algunos amigos míos de Atlántida.

Mi mente comienza a jugarme con los pensamientos, a hacerme pensar cosas las cuales sé que no son posibles, como:

¿Qué tal si Ebba se arrepintió y decidió solo dejarme plantado?

¿Qué tal si recapacitó y se dio cuenta que el casarse conmigo solo complicaría su vida para siempre?

Mi corazón quería estallar en mi pecho, mi frente sudando.

De pronto, veo como Sebastián se levanta de su silla y camina disimuladamente hacia mí.

—Pete me acaba de escribir. Los atrapó el trafico, un accidente. Pero ya vienen. —Murmura mostrándome el mensaje de texto que el chico le había enviado. Yo asiento. —Tranquilo, que no te dejó por otro. —Se burla el muy infeliz para luego volver a su silla y sentarse junto a Zeus.

Yo siento como un peso abandona mis hombros al haber escuchado aquello. Al saber que Ebba ya venía en camino y que ninguno de mis malos pensamientos se había vuelto realidad. 

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Luego de algunos minutos más, escucho como los chicos del violín comienzan a tocar una melodía muy suave, tranquilizante.

En ése mismo momento, el coordinador de la boda se acerca y anuncia la llegada de la novia al lugar.

Siento como una corriente eléctrica recorre mi cuerpo de arriba a abajo en tan solo un segundo. Mis manos comienzan a sudar y mi cuerpo a temblar.

De pronto, mis ojos se deslumbran al verla. Se veía tan hermosa en ese vestido.

Jamás pensé que tendría la dicha de que una mujer como Ebba se enamorara de mí. De que un ser tan bello y perfecto como ella aceptara ser mi esposa y compartir el resto de sus días junto a mí.

Doy gracias al universo y a todo por esto, doy gracias por tenerla a mi lado.

La observo, en sus manos lleva un pequeño ramo de flores de color amarillas, blancas y naranjas... girasoles lo más para ser exactos. Su cabello está suelto, pero estilizado con algunas trenzas alrededor de su cabeza en las cuales le habían colocado pequeñas florecitas de color blanco.

Poseidón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora