Me quedo perpleja ante aquello, mis ojos no pudiendo creer lo que ven en estos momentos, lo que hay ante ellos... el auto de Poseidón aparcado dentro del garaje de la casa de Sebastián.
¿Qué es lo que hacía ahí su auto?
¿Es que acaso se conocían?
Sebastián me había dicho que no conocía de antemano al chico de los ojos color azul celeste. Éste me había mencionado que solo había hablado con él por tan solo un rato en aquella fiesta... que solo había tenido una conversación con él.
Me quedo observando el auto, aquella pegatina de una calavera en llamas en el parachoques trasero derecho confirmando mis sospechas... confirmando que el auto sí en realidad era de él.
Mi mente yendo a mil revoluciones por segundo... pensando.
¿Qué es lo que pueden tener estas dos personas en común?
¿Cómo es que pudieran estar relacionados?
No lo comprendo.
Tal vez solo sea una simple casualidad, o puede que estos se hayan vuelto unidos desde la fiesta. Tal vez, sus padres se conocieron en el gimnasio del pueblo y ahora estos dos son... ¿allegados?
¡Vamos Ebba, solo admite que simplemente no hay una explicación sensata para todo esto!
Escondida tras unos árboles, espío al pelirrojo desde la lejanía. Éste quitándose los zapatos y colocándolos en una esquina, acto seguido, veo como la puerta del garaje comienza a cerrarse.
No lo sé, pero mi sexto sentido me dice que hay algo más aquí que una simple coincidencia. Algo muy dentro de mí y de mi corazón me dice a gritos que estos dos... definitivamente esconden algo.
Alejándome de aquel lugar, procedo a dirigirme nuevamente al estacionamiento de la piscina pública en busca de mi auto para así, marcharme finalmente a casa.
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El resto del día había transcurrido bastante normal que digamos. Había pasado toda la tarde con el abuelo limpiando algunas de las estanterías llenas de libros y revistas viejas que éste tenía guardadas desde hace bastantes años.
El restante de la tarde se puede decir que solo la pasé leyendo algunos de aquellos libros los cuales encontré interesantes y tomé, también comiendo mantequilla de maní de a por montones tal elefante de circo.
Viendo ya la hora que era, decidí comenzar a empacar mis cosas para la tonta continuación de la fiesta de cumpleaños de Martha en aquella cabaña en la playa.
Que disgusto me daba el tener que asistir, pero quería hacerlo por Sebastián. Aunque éste fuera un potencial mentiroso lleno de misterio e intrigas... aún así no merecía estar solo en la fiesta, no luego de aquello que pasó con Pete.
Me paro de mi cama, colocando aquel tarro con mantequilla de maní que tenía en mis manos sobre la mesita de noche a un lado de esta. Luego, procedo a caminar hasta mi armario y a abrirlo. Me quedo observando su interior por algunos segundos, completamente indecisa ante el echo de no saber qué llevarme... qué me pondría.
Un traje de baño definitivamente necesitaba, por lo que tomo aquel bañador el cual me había acompañado desde la preparatoria. Lo sé, un poco anticuado, pero no es como que tuviera demasiado dinero como para comprarme cosas nuevas todo el tiempo. El dinero de mi beca y el retiro del abuelo a penas nos daba para vivir.
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Poseidón ©
FantasyEbba es una joven universitaria, la cuál, a perdido y sufrido demasiado durante el transcurso de su vida. La muerte de su madre, la dejó sola, con un corazón roto y viviendo con su abuelito José; quién es la única persona que le queda en este mundo...