Objetivos

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Madara, el nombre de repetía en la mente de Kurama, una y otra vez, al igual que los recuerdos.

Kurama sacó las garras y araño los barrotes de su jaula con una fría furia. Se movía inquieto de un lado a otro, esos ojos rojos que lo controlaron seguían viéndose nitidamente en  su memoria.

Madara... ¿De verdad podría volver?

—Kyubi, ahora no eres más que un conjunto de energías compuestas con una existencia efímera que hace mucho tiempo fueron una sola—decia Madara, con esa mirada cínica que  dejaba ver lo convencido que estaba de sus palabras.

Cállate—respondió Kurama. Ni toda la ira y sed de sangre que emanaba eran suficientes para quebrar la firmeza de Madara.

—No eres sino una fuerza inestable y sin conocimientos.

Cállate.

—Son los Uchiha quienes pueden guiarte. Los bijuus son sólo esclavos de quienes tenemos poderes oculares.

—¡Cállate!—rugió.

—Obedece—le ordenó, mientras hacía un sello y lo ponía bajo su control.

Kurama realmente lo despreciaba.

Madara no era como cualquier otro humano. Era de los shinobis más peligroso que aya visto. Las nuevas generaciones de shinobi tal vez no serían capaces de vencerlo. Naruto y la otra mocosa tal vez nunca serían capaces de hacerle ni un rasguño.

Pero...

Kurama lo meditó, recordando las palabras de la mocosa que se había infiltrado en su prisión.

Kurama ayudaría a Naruto con el objetivo de evitar que traigan a Madara desde el infierno, sacaría el potencial dentro del niño para no dejar la posibilidad de que un sharingan lo volviera a controlar.

Maldito seas hasta en tu muerte, Madara.

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Los entrenamientos con Kurama podían definirse con una palabra: brutales, al menos para la edad de ellos. Kurama se había tomado muy encerio eso de no ser blando. A Sakura no le molesto, ya que le recordaba a los entrenamientos de Tsunade: dolorosamente productivos.

Lo poco que Kurama sabía de entrenamiento shinobi, eran los que había visto practicar en Mito y Kushina, lo cual en realidad no era malo.

Hacía que ambos se levantarán apenas salía el sol para calentar y entrenar. Se concentró más que nada en mejorar su fuerza y resistencia, así que la mayoría de los ejercicios se basaron en mejorar eso en los meses que quedaban para empezar la academia shinobi.

—He perdido la cuenta de cuantos ninjas han perdido una pelea por no resistir —dijo Kurama—. Además así será más fácil que aprendan nuevas técnicas sin cansarse demasiado rápido.

Sakura al principio temió que Kurama tratara de dañar de gravedad a Naruto, pero rápidamente su miedo se disipó. De echo, su primera lección ni siquiera consistió en luchar.
Concentración del chakra en los sellos, se los enseñó a ambos, y con Naruto practicó su manejo del chakra.

Sakura veía como poco a poco Naruto endulzaba a Kurama con su encanto, hablandando a un ritmo lento pero seguro el frío corazón del zorro de las nueve colas.

Sakura también se dedico a enseñar taijutsu e historia de Konoha a Naruto. Cosas básicas de los libros contadas desde otra perspectiva, y agregando información en algunos casos.

Y así empezaron de la mejor manera su período de formación en la academia shinobi.

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La madre de Sakura ni siquiera puso en discusión si acompañaría o no a Sakura en su primer día en la academia.

Cambiaré el destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora