Reinó Min [Yoonmin]

pop!

Jimin regresaba a sus aposentos pero los de él no la que compartía con su esposo así durante tres días.

Días dónde el rey Agust no podía dirigir correctamente su reino, quería el perdón de su bonito Omega, le ordenaba a su servidumbre el entregarle regalos sin importar el costo a su bello esposo

Pero su Jimin seguía sin hacelo casó en ese silencioso reino.

Después de un baño el Omega prosiguió a entrar a su cuarto viendo que en su cama había una caja.

Suspirando la tomó y fue a dónde estaba su esposo.

-–– ¡Mi amor! -— decía felíz el alfa al verlo entrar en su estudio — no sabes lo feliz que estoy al verte

Jimin con el porte elegante de un digno príncipe se acerca a dónde estaba.

Y antes de que Agust dijera o hiciera algo Jimin tiró al pido con un poco de fuerza la caja la cuál se abrió dejando ver su contenido.

Un collar de diversas piedras preciosas al acompañamiento de un hanbok tan costoso que solo la realeza podría comprar.

— No quiero mas cajas en mi cuarto — Jimin se disponía a salir pero Agust lo detuvo sujetando su muñeca — Rey Agust suelteme

— No, tu y yo debemos hablar corazón — Dijo algo afligido por el comportamiento de su Omega — ¿No te gusto? Puedo darte lo que mas quieras en el mundo solo dime.

Jimin cerrando con fuerza los puños se volteó a verlo enojado haciendo que su esposo retrocediera confundido.

— Siempre eh aceptado tus regalos — empezó a decir mientras sus ojitos se cristalizaban — pero nunca eh recibido una disculpa de tú parte.

Agust se mantenía callado, creía que sus regalos eran lo suficiente para que Jimin lo perdone, siempre fué así.

Pero el pequeño Omega Park Jimin no iba a tolerar que su pobre yo del pasado sea un Omega débil.

— Desde que somos niños nunca te haz disculpado conmigo, ni cuando me empujabas propósito — Continuó hablando mirándolo intensamente a los ojos — siempre que peleamos lo único que pedía y añoraba era una disculpa de tú parte.

El Omega internó de Jimin le gruñía a un gran lobo que se encontraban acostado cubriendo se con sus patitas.

— Jimin creí... — No sabía que decirle a aquél imponente Omega su esposo — No puedes hablarme así yo...

— Tú qué?!¿ Eres el rey?!  — dijo con ironía Jimin buscaba aquellos ojos que no querían verlo — ¡Soy Park Jimin! Reinó de los Park! Y tú podrás ser el Rey de aquí pero no eres mi rey...

Aquellas palabras dejaron frío a Agust quien desesperado busco la mirada de Jimin lo cuál no le permitió.

Jimin se volteó para secar disimuladamente sus ojitos y se retiró con soberbia como un real príncipe, dejando a un lobo con la cola escondida.