Capitulo 1

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Momoma


Cuándo eres un niño que va a cumplir seis años, normalmente esperas un regalo inolvidable, tal vez un nuevo juguete, una mascota, o algún soso dispositivo electrónico...bueno, yo esperaba la última colección ilimitada de mis libros favoritos,
¡No un esposo!

El día de mi cumpleaños número seis mis padres me informaron de mi compromiso con una familia de estatus de Japón. El día de mi cumpleaños se me presento a Hitoshi Shinso, un niño un año mayor que yo, con una apariencia curiosa, su rostro era un poema hecho por un escritor deprimido en sus últimos días de vida, sus ojeras eran tan notorias que parecían manchas de carbón y su cabello y ojos, bueno...ante mi eran fascinantes, eran como mis caramelos favoritos de uva, tal vez solo por eso no me moleste que llegara sin un regalo, digo, era su prometido y si bien éramos niños, mínimo debía aparentar que le importaba.

Ese fue el único día que se me permitió verlo, no intercambiamos palabras, ni siquiera miradas, el siempre mantuvo sus ojos lejos de mi y solo jalaba con insistencia el vestido de su madre para quejarse y pedir que se fueran lo antes posible.

Si bien nuestro destino ya estaba marcado, nuestros padres temian que la rutina o la convivencia mostrará nuestras debilidades, nuestra cruda personalidad, así que los señores Shinso decidieron que lo mejor era enviar a su unico hijo a estudiar a Estados Unidos.

En mi caso, mis padres optaron por quedarnos en Japón. Si bien mi padre era Inglés, mi madre era japonesa y querían que estuviera bajo su tutela por tiempo completo, ya que no había mujer más estricta y noble que ella. Era la única capaz de educarme bajo reglas justas y con rigor. Acepte aquello (bueno no tenía opción), y la verdad en mi corta edad la idea de matrimonio desvaneció con tan solo probar la tarta de frutas de mi cumpleaños.

¿Que esperaban?, solo era un niño, mi memoria era a corto plazo si no era algo que me beneficiara.

Me hubiera gustado permanecer así, pequeño e ingenuo...pero no fue así, a la edad de quince años empecé a utilizar el internet con más libertad, sin la mirada acusadora de mi madre y por mera curiosidad entre a una red social donde mis dedos teclearon " Hitoshi Shinso".

Grave error, primero ví su portada de inicio, normal, una foto de perfil donde no puedo negar que la edad le había sentado bien, era atractivo,  pero todo en el gritaba Rebeldía y eso...me atria de una forma, tal vez no sana.

Múltiples fotos de el en playas, con patineta en mano, o en el gimnasio, cada foto parecía salida de una revista estereotipica de un Bad Guy y tal vez eso hacia que dentro de mi un orgullo ajeno creciera, después de todo sería mi esposo, solo debía esperar a cumplir 22 años, por qué seríamos una bonita pareja, ¿No? O al menos eso decía mi madre, ambos éramos soñadores que despejamos las dudas del corazón entre libros.

Mientras más veía sus fotos y su estilo de vida, no pude evitar sentir un poco de envidia, mientras yo había sido educado bajo el rigor de un sistema japonés, Shinso parecía feliz de la vida en América, mientras yo leía aburridas lecciones de finanzas el presumía de fiestas en la playa. No es que yo anhelara ir a fiestas, los lugares ruidosos no eran lo mío, pero si quería más libertad, poder faltar a una lección tan solo un día y pensar que no tenía grandes responsabilidades sobre mi. Mi padre ya me lo había dicho, una vez que me casará asumiría la presidencia de nuestra empresa. Por eso estudiaba sin descanso, por eso mi libertad era limitada.

Así que mi estilo de vida me llevaba a preguntarme si alguna vez sería tan libre como el. Si una vez casados mis responsabilidades dejarían de dominar mi vida.

Un corazón para dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora