El aprendiz excepcional (Una historia Severitus)

Capítulo 1: Harry huyendo

Cuando Dobby vino a verlo el verano después de su primer año, Harry se quedó con dos opción: regresar a Hogwarts o huir. Había querido regresar desesperadamente, pero pasaba las noches despierto preocupándose, menos por sí mismo, y más por las únicas personas que realmente le importaban. Si estaba en peligro, sabía que eso significaba que pondría en riesgo a otras personas, personas como Ron y Hermione.

Sabía que nunca podría vivir consigo mismo si algo les sucediera por su culpa. Cuando los Dursley se fueron un fin de semana a visitar a la tía Marge, Harry aprovechó su momento para escaparse para siempre.

Pudo romper las cerraduras y recuperar su varita y su capa de invisibilidad; estaba empacando poco, así que dejaría todo lo demás allí. Agarró una de las mochilas de Dudley y la llenó con algunas cosas esenciales y luego robó 200 libras del dinero de "emergencia" de tía Petunia en una lata de café debajo del fregadero.

Harry sabía que esto era lo mejor para todos, así que se despidió del número 4 de Privet Drive y salió por la puerta principal, dirigiéndose a la parada del autobús justo cuando el sol comenzaba a asomarse por el horizonte.

Según sus cálculos, se necesitarían 3 viajes en autobús y unas pocas horas para llegar a Croydon. Había decidido que sería mejor quedarse en las afueras de Londres por el momento, temeroso de que alguien pudiera reconocerlo si estaba merodeando por la parte principal de la ciudad.

Sabía que tenía que ser inteligente con las cosas y evitar usar magia a toda costa. Si iba a permanecer bajo el radar, tenía que tener cuidado. Sabía que su capa lo ayudaría a moverse con facilidad, y solo esperaba que sus años de valerse por sí mismo lo ayudaran a sobrevivir. Cualquier cosa era mejor que estar con los Dursley, o que lo mataran a él y a sus amigos en Hogwarts.

Era casi el comienzo del trimestre antes de que Dumbledore o cualquier miembro de la comunidad mágica se dieran cuenta de que Harry Potter había desaparecido. Sus parientes habían regresado para encontrar que se había ido y lo consideraron una bendición, continuando con sus vidas normales considerándose muy afortunados de que su extraño sobrino se hubiera encargado de alejarse de su cuidado.

Fueron los Weasley quienes dieron la alarma, después de que varias cartas quedaron sin respuesta, finalmente hicieron un viaje a Surrey y encontraron la residencia de los Dursley completamente desprovista de un Potter. Inmediatamente se acercaron a Dumbledore para formular un plan para localizarlo y mantenerlo a salvo.

Dumbledore había convocado a un grupo de sus colegas de mayor confianza: llamó a Minerva McGonagall, Severus Snape, Arthur y Molly Weasley, y Alastar Moody. Sabían que no podían dejar que la noticia de la desaparición de Harry se filtrara en el mundo mágico y que debían encontrarlo lo más rápido posible para mantenerlo a salvo y devolverlo a Hogwarts.

Al principio fueron días, luego semanas, luego meses sin ninguna señal. Les habían dicho a los otros estudiantes que Harry se estaba recuperando de un caso particularmente terrible de viruela del dragón y que regresaría cuando se sintiera mejor. Después de algunas semanas, las preguntas se calmaron y todos parecían continuar sin hacer muchas más preguntas.

Detrás de escena, sin embargo, todos los que estaban "al tanto" estaban frenéticos. Dumbledore había llamado regularmente a Snape para investigar posibles consejos o ideas sobre dónde encontrarlo, pero seguían sin encontrar nada. Harry no había usado su magia ni una sola vez desde que salió por la puerta de Privet Drive y rastrearlo, sin alertar a aquellos que querían hacerle daño, estaba demostrando ser una tarea muy difícil.

Era finales de abril y habían pasado 10 meses desde que Harry se había escapado. Había comenzado sus aventuras en Croydon, pero se dio cuenta de que no pasó mucho tiempo antes de que los lugareños reconocieran su rostro y las cosas se volvieran demasiado familiares para su comodidad.