0

1.2K 139 0
                                    

Yoongi jugaba alegremente con su vecino de enfrente, últimamente convivía mucho con el pequeño Hoseok, usar la palabra pequeño quizá estaba de más, pues la diferencia de edad era sólo de un año.

Pero ambos amaban pasar el tiempo juntos, Hoseok siempre moría de risa al ver la cara enfuruñada de hasta ahora su mejor amigo cuando se ensuciaba, por ello le pareció una buena idea tomar un poco del lodo y llenar el rostro del mayor, quien solo gritaba desesperado por ayuda, mientras Hoseok sostenía su estómago y se tiraba al suelo riéndose.

Comenzó a llover y ambos corrieron a las escaleras de la casa, balanceaba sus piernas mientras veían la lluvia.

— Los colores deben ser hermosos — murmuró el menor sin dejar de ver el paisaje.

— Mamá dice que después de los dieciocho cuando encuentre a esa persona podré ver las fotos que me ha tomado y ver los colores que ya me rodean — Yoongi murmuró terminando de retirar el barro que había quedado en su pequeño rostro.

Hoseok asintió.

— Mamá me ha dicho lo mismo, dice que si pudiera ver los bonitos colores de mi ropa estaría más feliz de lo que ya soy — sonrió soltando un ligero suspiro.

Yoongi volteo a verlo, pero sólo había colores grisáceos.

— Ellas deben de tener razón, espero que el tiempo transcurra rápido y podamos ver todos los bonitos colores — Yoongi se levantó para entrar a su casa —. Vamos adentro, ¿quieres un poco de leche? — abrió la puerta y espero que Hoseok lo siguiera.

El menor no lo dudo, se puso de pie y rápidamente entraron a casa.
Algunos años pasaron, la familia de Hoseok se había mudado por la muerte de su padre, tenían quince y catorce años respectivamente la última vez que se vieron, los primeros meses se llamaban prácticamente diario, pero con el paso del tiempo las llamadas disminuyeron, hasta que ya no se llamaban, ya no sabían nada el uno del otro.

Yoongi cumplió dieciocho años, estaba muy emocionado de por fin ver los colores en el momento que encontrará esa persona especial en su vida.

Se imagino amando a alguna chica bonita, en la preparatoria a la que asistía había varias chicas lindas, en especial había una, Wendy, la chica que había capturado su canción, demasiado segura de ella misma, carismática, linda, además que no era tonto, más de una vez había escuchado como sus amigas le secreteaban algunas cosas cuando él pasaba cerca.

Debía esperar un año más, pues la chica cumplía años un año después, en febrero.

Aquel año pasó demasiado lento y aunque algunas veces lo intentó, vio a otras chicas que llamaron su atención, pero no había nada, los colores grises seguían presentes, ningún color brillante como tanto le habían dicho los mayores.

La fiesta sorpresa que entre sus amigas y algunos amigos habían preparado iban de maravilla, aunque la mayoría aún no podía ver los colores no los iba a desanimar, puesto era la gran noche de la chica, al igual que para Yoongi, aquella noche podría ver los colores, sabía que ella era la indicada.

Nervioso espero a que llegara la hora, habría llevado una rosa, pero no quería verse demasiado cursi. La fiesta inició, llegando a un punto de la noche la busco, encontrando la con sus amigas, se acercó despacio, las chicas entendieron dejándolos solos.

— ¿Tienes un minuto wen? — preguntó Yoongi, evitando su mirada, si vería los colores no deseaba que fuera en aquel lugar rodeado de tanta gente.

Agradeció internamente cuando la chica aceptó, caminado entre todos, hasta llegar a un pequeño balcón, una vez ahí respiro profundo.

— Yo, quería decirte que me gustas — se acercó un poco y volteo a verla, aquella linda mirada que tanto recordaba.

Pero ¿donde estaban los colores?

Su corazón se aceleró, pero no retrocedió, quizá faltaba algo.

— También me gustas Yoon — respondió la chica, aventurandose a tomar de Yoongi.

— ¿De verdad? — trataba de no verse con duda o confundido, por que su corazón estaba latiendo demasiado, podría asegurar que estaba enamorado, que Wendy era aquella persona especial.

— Claro que si, además el bonito color de tus ojos se ve hermoso — sonrió la chica, pero aquello solo provocó una punzada en el corazón de Yoongi.

¿Por qué ella podía ver los colores? ¿Qué estaba mal entonces con él?

Si eran almas gemelas los colores debían estar para ambos, no solamente para ella.

Pero trató de no darle tanta importancia, quizá sólo necesitaba un poco de tiempo.

Si, era eso, se repetía una y otra vez, mientras sentía los labios de Wen, mientras la abrazaba por la cintura. Ella era esa persona especial para él, nada cambiaría eso, ni siquiera el destino y esos colores que debía de ver.

Pero quizá un lindo chico si, pero Yoongi aquello aún no lo sabía.

Por ahora.

A Life of Colors - YoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora