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Tae daba una última vista a la mesa, las velas, las flores, los platos, las luces, la música de saxofón, todo estaba listo, sonrió nervioso al verse al espejo, solo era una cena con Jimin.

Bueno, eso se repetía una y otra vez, pero aquella noche pasarían cosas importantes, entre ellas, pedirle al menor que se mudara a vivir con él. Quizá su departamento no era tan amplio, pero era perfecto para ambos, no deseaba que Jimin regresara a su ciudad, no cuando estaban recién iniciando con su relación.

Casi grito cuando escucho el timbre, guardo la pequeña caja aterciopelada en el cajón, cuando llegara el momento la tomaría para hacerle aquella propuesta a su novio.

Abrió la puerta sin borrar aquella sonrisa de su rostro, Jimin le sonreía, le gustaba mucho ver aquella sonrisa, se acercó rodeandolo y robándole un beso.

— Vamos a ir directo al postre, tu actitud me agrada — murmuró Jimin pasando sus manos por los brazos del menor hasta subir a su cuello, sintiendo como el beso se convertía en algo más íntimo.

— No por ahora, el postre deberá esperar aún —respondió Tae dejando un último beso, para después dejar entrar al mayor y cerrar la puerta.

Jimin trataba de encontrar las palabras exactas o al menos semejantes que pudieran describir todas las emociones que sentía en aquel momento, vio lo bonito que había arreglado su novio para poder tener aquella cena.

— Toma asiento o la comida se enfría — sonreí Tae acomodando la silla para que se acomodara el mayor, para después tomar asiento frente a él —. Oh es verdad, déjame ir por la cena — habló nervioso.

Jimin soltó una pequeña risa al ver todo lo que Tae traía para cenar y servía un poco en cada plato.

— Todo lo prepare yo — murmuró Tae sin dejar de sonreir.

Jimin asintió, evitó mencionar que podía ver las bolsas del restaurante que hasta ahora se había convertido en su favorito.

— Gracias amor — habló Jimin a la mitad de la comida.

La música elegida hacía un ambiente más romántico, al igual que las luces.

— No es nada Jiminie — sonrió Tae acercando su mano sobre la mesa, el mayor la tomó en seguida.

Realmente amaba a Tae, no sólo por ser su alma gemela, iba más allá y sabía que no sólo por esa razón se sentía tan atraído, el menor era la definición de todo lo que le gustaba en alguien, que sin querer lo estaba esperando durante todo este tiempo, ahora era difícil regresar a su ciudad, pero no podía seguir causando molestias a Yoongi y Hoseok, ambos le ofrecieron quedarse en su ahora hogar, pero más de una vez escucho a Hoseok detener a Yoongi en algo íntimo por miedo que los fuera a escuchar y no es como que el tuviera ganas de que eso pasara.

Mentiría si dijera que no le dolía el hecho que Tae no le hubiera pedido vivir juntos cuando le comento que se regresaría para no incomodar a los dos mayores, quería pensar que Tae no estaba listo para dar ese paso, desde joven había sido muy independiente, lo sabía por todo lo que Tae le había contado, por ello entendía eso, todo estaría bien, se podrían visitar, hacer llamadas, mensajes, videollamadas, hasta cartas.

A quien mentía, eso le parecía una mierda, el amor a distancia muy pocas veces funcionaba, no es que desconfiara del amor que se tenían, pero a penas llevaban un tiempo, no podía pedir que Tae le diera todo.

Suspiro en medio de sus pensamientos, Tae observaba a Jimin atento, podía ver como su novio estaba abrumado, ahora se cuestionaba si debía decirle o no de su idea que vivieran juntos, más aún de sí debía entregarle el contenido de esa pequeña caja, no quería que Jimin pensara que deseaba ir demasiado rápido, ni siquiera habían pasado una noche juntos, su relación solo llegaba a besos, abrazos y algunas caricias, mordió su labio mientras jugaba con la poca comida que quedaba en su plato.

A Life of Colors - YoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora