𝑴𝒚 𝑽𝒊𝒍𝒍𝒂𝒊𝒏 / 𝕋𝕒𝕞𝕒𝕜𝕚 𝕪 𝕋𝕦

~Capítulo 11~

Pov Narradora

Tu sonrisa estaba empezando a temblar.

—Me disculpo, pero, como dice en el menú, las comidas aquí son endulzadas con estevia, no con azúcar. 

—¡Me importa una mierda lo que diga en su menú! ¡Yo les pedí azúcar!—Replicó el hombre, golpeando la mesa. 

Justo por este tipo de clientes dudabas de aceptar el trabajo, pero, ya que estabas metida en esto, tendrias que superarlo con la mayor calma posible. 

—Le pido que tome la calma por favor. Ya mismo llamaré a la gerente para que pueda hablar con ella —Hablaste en un tono tranquilo.

—¡Eso es! ¡Ve por tu maldito gerente, perra! —El hombre se levantó y alzó su mano para golpearte, pero, antes de que pudiera hacerlo, lo detuviste. 

—No es necesario, ya estoy aquí —Una mujer, no tan mayor, habló detrás tuyo—. No le voy a preguntar el problema que tenga. Viendo que intentó golpear a una empleada, le pido que se retire antes de que llame a la policía. 

El hombre se quedó callado y lograste ver como una pequeña gota de sudor recorría su sien. Se retiró en silencio, pero no sin antes sacarles el dedo medio.

Te giraste para ver a tu superior. 

—Lo siento mucho...—Tus mejillas estaban teñidas de un ligero color rojo. 

—No te preocupes, no fue tu culpa —Puso la mano en tu cabeza—. Vuelve a tu trabajo. 

—¡Si! 

Volviste al mostrador bajo la mirada atenta de los dos chicos. 

—Estoy...impresionado —Declaró Kiyoshi cuando estuviste al lado de ambos. 

—¡Lo hiciste genial! Llevaste la situación con mucha calma. 

Les sonreiste.

Lo que ambos no sabían, era que estabas a punto de reventarle la cara a esa persona, pero por suerte te contuviste. 

Suspiraste y volviste a la máquina de latte. 

Hiro, quien noto tu mal humor, se acerco a ti y empezó a hablar de su gato. Lograste animarte un poco y te uniste a la conversación, no había nada que adoraras más que un minino. 

•

Tamaki levantó su rostro y se encontró en medio de mucha gente. Apretó más su agarre, cosa que llamó la atención de Mirio. 

—Esta bien, Tamaki. Ya casi llegamos —Indicó el chico de cabello rubio. 

Su amiga, quien iba un poco más adelante, se detuvo para tomar la mano del chico. 

—¡La cafetería va a estar mas sola! ¡Lo prometo! —Habló enérgicamente.

A pesar de los comentarios de sus amigos, Tamaki no logró tranquilizarse. Sentía a la gente pasar por su lado, escuchaba las risas y los comentarios. Estaba muy inquieto.

Por un momento, imaginó que quien sostenía su mano eras tu. Sonrió ante aquel pensamiento y se preguntó si estabas feliz o aburrida en tu trabajo. 

Sus amigos notaron como su cuerpo dejó de estar tenso. 

—¡Ya llegamos, Tamaki! ¡Levanta la mirada! 

Era verdad que estaba desolado. No había ni una sola persona transitando por la calle, solo una anciana que regaba las flores de su establecimiento. 

El móvil de Mirio empezó a sonar.