~Capítulo 13~

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Pov Narradora 

Tamaki soñaba. 

Sofocandose. Ahogándose. Envuelto en una manta pesada que lo llevaba a un abismo, le costaba respirar, arrastrado por la tela viendo una tenue luz a lo lejos. Pero de pronto, en la oscuridad, logró encontrar tu mano y se aferró a ella aunque le costara, a pesar de eso seguía alejándose y en algún momento sintió que lo soltabas. 

Abrió los ojos tratando de acostumbrarse a la luz. 

Sentía su cuerpo pesado.

No sabia en donde se encontraba. 

Trato de discernir lo que veía, pero no estaba del todo seguro de que fuera real. 

Aparatos. 

Tubos.

Unas cuantas flores. 

Varias vendas cubriendo la mayor parte de su cuerpo. 

Trato de levantarse, pero solo consiguió soltar un quejido de dolor mezclado con agotamiento. Logró girar su cabeza y se dio cuenta de que se encontraba en un cuarto de hospital. Tenía que ser eso. No estaba en su habitación y eso era lo único que recordaba. 

Miró su alrededor y ahí te encontró, mirándolo fijamente como si fueras un gato.

Te encontrabas al otro lado de la ventana en cuclillas mientras que el viento parecía querer llevarte en cualquier momento.

Continuó tratando de entender lo que alcanzaba a ver, pero ahora que te había visto no era capaz de ignorar tu presencia. 

Volvió a mirarte y te encontró ya dentro de la habitación. Le impresionó el hecho de que no habías provocado ni un solo ruido. 

Ninguno soltaba palabra alguna.

El te veia confundido mientras que tu te acercabas a su rostro con la misma mirada penetrante. Justo cuando iba a pronunciar una palabra, soltaste un quejido a la vez que empezabas a llorar como una niña pequeña. 

Ahora el chico se encontraba más confundido. 

Lo abrazaste intentando que tu brusquedad no lastimara su aún lastimado cuerpo. Él movió los dedos de sus manos en un intento de regresarte el abrazo, pero tu te separaste. 

—Estoy feliz de que hayas despertado—Le revelaste con una sonrisa mientras que secabas tus lagrimas con tu muñeca.

El contrario solo atinó a mirarte confundido, ahí te diste cuenta de que la situación le resultaba extraña. Sabias que se estaba preguntando por lo que había pasado. No sabias si la mejor opción era que se lo contaras tu. Dudabas. 

Rodeaste la cama y te acercaste al escritorio. Al lado de los muchos detalles que le habían dejado al chico se encontraba una jarra de agua.

—Supongo que estas cansado—Le dijiste mientras servías el líquido—Dormir tanto también agota—no reiste.

Le dabas la espalda. No querías verlo a la cara ya que en tu mente se estaban generando unos cuantos sentimientos confusos para ti. Te apenaba.

—P-podrías...—dijo con dificultad.

Volteaste a verlo y le sonreiste, pero él pudo distinguir en tu sonrisa que algo no andaba bien. 

Le acercaste el vaso. El lo tomó y bebió con rapidez como si llevara días en el desierto. 

Te sentaste al borde de la cama y, sin mirarlo, le empezaste a contar. 

—¿Como va todo?—Gritó Dabi desde el otro extremo de la van. 

𝑴𝒚 𝑽𝒊𝒍𝒍𝒂𝒊𝒏 / 𝕋𝕒𝕞𝕒𝕜𝕚 𝕪 𝕋𝕦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora