𝑴𝒚 𝑽𝒊𝒍𝒍𝒂𝒊𝒏 / 𝕋𝕒𝕞𝕒𝕜𝕚 𝕪 𝕋𝕦

~Capitulo 7~

Pov Narradora

—Ta-ma-ki~—Lo llamaste con una sonrisa.

Luego de unos ligeros segundos el chico llego a la puerta que daba a su balcón.

—H-hola T/N, ¿cómo estás?

Te saludo a la vez que se ponía una chaqueta. 

—Meh. Ahora que estoy aquí, mejor. ¿Tú qué tal? 

—A-ah, algo c-cansado. H-he tenido algunas misiones f-fuertes.

—Oh, ya veo, ¡pero tu tranquilo! Hoy no nos moveremos mucho. 

Le extendiste la mano, el la tomo con un ligero temblor y subió a la baranda de su balcón. 

—¿A-alguna vez d-dejaremos de saltar por el balcón? 

—¡Nop! ¡Es divertido! Además, no creo que a tu madre le guste verme. 

Tamaki cuestionaba solo un poco (mucho) tu sentido de diversión. 

•

La calle por la que pasaban estaba desolada. Tu caminabas a la mitad de esta con tranquilidad, era normal para ti, pero a Tamaki le daba un ligero susto el hecho de ser atropellados. 

—¿E-estas segura de q-que no nos van a a-arrollar? 

—Nop.

Miraste a Tamaki, quien te veía con una expresión de terror. 

—¡Ey! Estaba bromeando jajaja. Esta zona es muy poco transcurrida. 

—C-confiare en ti. 

—¡Eso es! Mejor concéntrate en mirar la hermosa vista. 

Era verdad, la desolada calle hacía que la luz del cielo fuera más brillante. Era agradable. 

La mayoría de las salidas que tenían eran así, tranquilas y pacificas, eso le encantaba a Tamaki. 

A lo lejos, viste una tienda de la cual emanaba una tenue luz.

—¡Tamaki! ¿Quieres un helado? —Tu sonrisa deslumbro en el oscuro de la noche, eso hizo que el joven esbozara una diminuta sonrisa. 

—Claro. 

—¡Bien! Tu espera al otro lado, yo iré. 

—¡E-espera! Deja que te doy algo de dinero. —Rebusco en sus bolsillos. 

—¿Que dices? Claro que no. Fui yo quien te secuestro, no puedo dejar que mi rehén pague los helados. 

Dicho esto, arrancaste a correr hacia la pequeña tienda. 

¿Rehén?, pensó Tamaki. Podría serlo, me alegro de que no sea así. 

El chico subió a la acera y se acercó a una silla que, curiosamente, estaba frente a la tienda. Estaba fría, sintió como sus huesos se helaban, pero, aun así, seguía apeteciéndole aquel helado. 

Tamaki no pudo evitar preguntarse si el señor de la tienda te reconocería.

Eso sería horrible, pensó. El hombre vería que vengo con ella. Tal vez me reconozca, tal vez no, pero si lo hiciera, seria reportado a la U.A y me echarían, podrían hasta meterme en la cárcel. Ay no, ay no, ay no.

 Él se dio cuenta del peligro al que estaba expuesto por andar contigo, pero, por alguna razón, no le importo. Tal vez vio que no eras tan mala persona como te hacían parecer. Tal vez reconoció que disfrutaba de hablar de miles de temas contigo. Tal vez vio la otra cara de la moneda, tu lado humano.