~Capitulo 16~

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Pov Narradora 

«Mirio...» Pensaste al ver al chico peli rubio que se acercaba a ti con una sonrisa en sus labios. Por fin te encontrabas cara a cara con aquel protagonista de miles de historias que te contaba Tamaki. 

El joven hizo una reverencia y no hiciste más que removerte algo incómoda. Hace mucho que no tenías la necesidad de ser carismática con alguien. De hecho, no tenias porque hacerlo en este momento, pero querías.

Se puso en posición de combate sin dejar de mirarte a los ojos. Tu, en cambio, no te moviste de tu puesto. 

Unos cuantos golpes se aproximaron a ti y lograste esquivarlos con facilidad. Te preguntabas en qué momento iba a utilizar su quirk y justo ahí el chico desapareció. Tu mente calculó rápidamente todas las posibilidades que podría haber. Giraste rápidamente siendo lo más lógico un ataque por la espalda y sentiste como su puño rozaba con la piel de tu pómulo. No tenía ropa y eso concluyó tus pensamientos. Sin duda su quirk era uno fantástico. Tus ojos denotaban la maravilla que te causaba ver otro quirk tan bueno, pero era diferente al brillo con el que lo veías a él. Una vez que lograste entender lo que hacía con su poder, no tardaste en derribarlo. 

Te acercaste a él, aun en el suelo, y como hiciste con todos los estudiantes anteriores, le enumeraste las cosas que hacía bien, las que hacía mal y dabas uno que otro consejo y actividad para que reforzara. Te agradeció con una sonrisa a la cual solo pudiste asentir.

Viste como se devolvía a su grupo con una sonrisa apenada y una mano sobre su nuca. Todos parecían más brillantes y alegres que cuando entraste. Habías sentido aquella penumbra que ahora se había vuelto leve. Parecía que las pequeñas bromas y usos del sarcasmo en medio de las "peleas" era una buena herramienta para caerle bien a los muchachos.

No sintió celos, pero si tristeza. Ver cómo veías a Mirio había herido cierta parte de su corazón que no sabia que existia. Tenía que lucirse, ¿pero como lo lograria si eras tu quien estaba ahi? Sus piernas temblaban con locura como si se tratase de alguna enfermedad. Sus palmas sudaban, pero se mantenían frías. Quería verte, pero no en esta situación. Quería hablarte, pero no podía. Quería abrazarte, pero sabía que nunca sería capaz. La impotencia se apoderó de su cuerpo. Por fin te tenía delante después de esperar por ti impaciente por tanto tiempo.

—¿Quién falta? 

Y todo se detuvo cuando escuchó tu voz. Aquella era diferente, pues no estaban en un lugar apartado de el mundo en que solo se vieran los dos. Esa dulce melodía había sido cambiada  por una más seria e imponente y eso, lejos de disgustarle, provocaba otro leve espasmo en su cuerpecito.

El único que faltaba dio un paso al frente, tembloroso y con su cabeza gacha, sus orejitas estaban abajo y te sentiste como una adolescente patética. Aquella que cualquier interacción con esa persona hacía que las mariposas revolotearan vigorosas en su interior causando fuertes náuseas. Si, eso sentías ahora.

Te sorprendiste un poco al ver que el primer ataque fue una extremidad de pulpo. No te dio tiempo ni de prepararte. Ni siquiera te miró. Sus extremidades se volvían partes de un animal diferente. Era sorprendente. ¿Cómo era posible que controlara tanto poder? Era genial verlo en acción. Tus manos se movían inquietas y disfrutabas de esquivar cada uno de sus golpes, pero, muy al fondo, querías volver a sentir un tentáculo suyo enrollarse por tu cintura. Tu rostro se sonrojó y tu mente se volvió completamente blanca. Una de sus extremidades babosas por poco te golpea y ahí te diste cuenta que tal era el fastidio de las mariposas y de tus absurdos pensamientos, que te veías obligada a acabar con la pelea ya. No tocaste ni un solo cabello suyo, pero ya lo tenías abajo de ti. 

Sus miradas se encontraron bajo los ojos expectantes de los demás, pero, a pesar de estar expuestos a la sociedad, se encontraron sumidos en su propio mundo. No hacían falta las palabras pues sus ojos se expresaban todo el sufrimiento que habían pasado por estar lejos del otro. Y ahí, al darse cuenta de que solo bastaba una mirada, algo dentro de ambos se activó, algo como una alarma; y debajo de el sudor y de las respiraciones entre cortadas, te levantaste y lo dejaste ir sin palabra alguna. Era imposible que algún sonido saliera de tu boca.

𝑴𝒚 𝑽𝒊𝒍𝒍𝒂𝒊𝒏 / 𝕋𝕒𝕞𝕒𝕜𝕚 𝕪 𝕋𝕦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora