Dos años después......
Entre las tinieblas y alzándose del mar, resonó una voz que vibraba con timbre ligeramente sensual, lanzando estas amenazadoras palabras:
—¡Los de la canoa! ¡Alto, u os echo a pique!
Como si huyese de un grave peligro, se alejaba de la alta costa, que se delineaba confusamente sobre las aguas de color de tinta, una barquilla tripulada por dos hombres, y avanzaba muy fatigosamente.
Al oír la voz, ambos marineros retiraron en el acto los remos, miraron inquietos ante ellos, y aguzaron la vista al descubrir una sombra que no parecía sino que hubiera surgido de improviso del seno del mar.
Tenían como unos cuarenta años, y sus facciones, enérgicas y angulosas, parecíanlo más aún, a causa de lo enmarañado de sus incultas barbas, de las cuales pudiera creerse que no habían conocido jamás el peine ni el cepillo.
Llevaban cubierta la cabeza con amplios sombreros, agujereados en varias partes, y cuyas alas aparecían rotas y como dentelladas; unas camisas de franela, rasgadas, descoloridas y sin mangas, medio les resguardaban el robusto pecho, y ceñidas a la cintura llevaban fajas rojas, reducidas a miserable estado, pero que sostenían un par de aquellas grandes y pesadas pistolas que se usaban en los últimos años del 1700.
No menos desgarrados tenían los calzones, y en las pantorrillas y los pies desnudos mostraban manifiestas señales de haber caminado por lugares fangosos.
Aquellos dos hombres, al ver ante ellos la gran sombra que se destacaba sobre el sombrío azul del horizonte y entre el cabrilleo de las estrellas, cambiaron entre sí una mirada de inquietud.
—¡Bartolomé, mira bien —dijo el que parecía más joven—; tú tienes mejor vista que yo! ¡Se trata de la vida o de la muerte!
—Veo que es un gran barco; y aun cuando no está más que a una distancia de tres tiros de pistola, no sé decir si viene de las Tortugas o de las colonias españolas.
—¿Serán amigos? ¡Hum! ¡Atreverse a venir hasta aquí, casi al alcance de los cañones de los fuertes y corriendo el peligro de encontrar alguna escuadra de navíos de alto bordo, de los que escoltan los galeones cargados de oro!
—Sean quienes fueren, nos han visto, James Cárter, y no nos dejarán escapar. Si lo intentásemos, bastaría con un metrallazo para que nos enviasen a presencia de Belcebú.
La misma voz de antes, fina y sonora, volvió a resonar por segunda vez y entre las tinieblas, yendo a perderse su eco en las aguas del gran Golfo:
—¿Quién vive?
—¡El Diablo! —murmuró el llamado James Cárter.
En cambio, su compañero se subió en uno de los bancos, y con toda la fuerza de sus pulmones gritó:
—¿Quién es el audaz que quiere saber de dónde venimos? ¡Si tanta curiosidad tiene, que venga junto a nosotros, y se lo diremos a pistoletazos!
Esta baladronada, en lugar de incomodar al que los interrogaba desde la cubierta del barco, pareció complacerle, porque contestó:
—¡Avancen los valientes, y vengan a abrazar a los hermanos de las sombras!
Los dos hombres de la canoa lanzaron un grito de alegría.
—¡Los hermanos de las sombras! —exclamaron.
En seguida, Bartolomé añadió:
—¡Que me trague el mar si esa voz que nos ha dado tan buena noticia no es una voz conocida!
—¿Quién crees que pueda ser? —preguntó su compañero, que había vuelto a coger el remo y lo manejaba con extraordinario brío.
—Una sola mujer, entre todos los valientes de las Tortugas, puede atreverse a venir hasta ponerse bajo los cañones de los fuertes españoles.
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MARY BONNY_ LA ÚLTIMA CORSARIA
Historical FictionAnne Bonny, también conocida por su diminutivo Boon, fue una pirata irlandesa que operó en el Caribe durante los primeros años del siglo XVIII y una de las mujeres piratas más famosas de todos los tiempos. Anne, nació en Irlanda pero sus padres pr...