Aquel cañonazo lo disparó el barco de Anne Bonny, que había pasado a la vanguardia poniéndose al pairo a dos millas de Maracaibo y ante el fuerte situado en una altura, el cual defendía la ciudad juntamente con dos islas.
Algunos de los piratas que habían estado ya en el golfo de Maracaibo con la bruja Verde y la dama de Rojo, aconsejaron a Anne Bonny que desembarcase los bucaneros en aquella parte, con objeto de coger entre dos fuegos al fuerte que dominaba el lago, y la pirata se había apresurado a dar la señal de la operación de guerra.
Con prodigiosa rapidez se echaron al agua todas las chalupas de las diez naves, y los piratas y bucaneros destinados para el desembarco se habían agolpado en ellas, llevando consigo los fusiles y los sables de abordaje.
Cuando Mary Bonny se presentó en la cubierta, ya Morgan había mandado bajar a las chalupas sesenta hombres escogidos entre los más intrépidos.
—¡Comandante —dijo volviéndose hacia Mary Bonny—, no hay que perder un instante! ¡Los hombres de desembarco comenzarán dentro de breves momentos el ataque al fuerte y nuestros piratas deben ser los primeros en subir al asalto!
—¿Ha dado alguna orden Anne Bonny?
—Sí, señora. Ha ordenado que la flota no se exponga al fuego del fuerte.
—¡Está bien! ¡Confío a usted el mando de El tinieblas!
Se puso rápidamente la coraza que le había llevado un marinero, y bajó a la chalupa grande, que le esperaba debajo de la escala de babor y que tripulaban treinta hombres. La chalupa iba armada de un pedrero.
Principiaba entonces a alborear, y era preciso, por lo tanto, apresurar el desembarco, con objeto de no dar tiempo a los españoles para reunir fuerzas numerosas.
Las chalupas, todas cargadas de hombres, surcaban a escape el agua poniendo la proa hacia una playa boscosa que se elevaba en rápida pendiente y que terminaba en una colinita, sobre cuya cumbre se alzaba el fuerte, sólido, armado con dieciséis cañones de grueso calibre y, probablemente, bien abastecido de defensores.
Los españoles, a quienes había dado la voz de alarma el primer cañonazo mandado disparar por Boom, se apresuraron a enviar algunos pelotones de soldados a la pendiente de la colina para oponerse al paso de los piratas, al propio tiempo que rompían un violento fuego de cañón.
Las bombas caían como granizo batiendo el espacio de agua que ocupaban las chalupas y haciendo saltar grandes chorros espumosos.
Por medio de rápidas maniobras hacían los piratas viradas de bordo vertiginosas, y no daban tiempo a los enemigos para que pudiesen hacer puntería.
Las tres chalupas en que iban Anne Bonny, Mary Bonny y Jennifer Scott habían pasado a primera línea, y como las manejaban los remeros más robustos, bogaban como flechas para llegar a tierra antes de que los pelotones de españoles pudieran tomar posiciones en la colina.
Atrás quedaron los buques piratas para huir del fuego de los dieciséis cañones del fuerte, pero El tinieblas, mandado por Morgan, avanzó hasta la distancia de mil pasos de la playa con objeto de proteger el desembarco, lo cual hacía disparando con los dos cañones de proa.
No obstante aquel furioso cañoneo, en quince minutos arribaron las primeras chalupas. Los piratas, y los bucaneros que las montaban, sin esperar a sus compañeros, desembarcaron precipitadamente y se lanzaron a través de la espesura con sus jefes a la cabeza con objeto de rechazar a los españoles que estaban emboscados en la pendiente de la colina.
—¡Al asalto, mis valientes! —aulló Boom.
—¡Arriba, marineros! —gritó el demonio rojo, que avanzaba con la espada en la diestra y una pistola en la otra mano..
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MARY BONNY_ LA ÚLTIMA CORSARIA
Ficção HistóricaAnne Bonny, también conocida por su diminutivo Boon, fue una pirata irlandesa que operó en el Caribe durante los primeros años del siglo XVIII y una de las mujeres piratas más famosas de todos los tiempos. Anne, nació en Irlanda pero sus padres pr...