<|PRÓLOGO|>

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Mirate a la cara y solloza, porque sabes que no puedes deshacerte de ese cuerpo

𓆙

- William, ¿Sabes a quien quiero? eh, Will ¿lo sabes?

Serpiente. Frente a él movía su boca fingiendo ser humano, y, sobre todo uno saludable.

- Milverton, déjalo. - Pidió William casi suplicando. - Deja este tema. - Insistió.

La serpiente herizó su dura piel y frunció sus cejas escamadas.

- ¿Qué lo deje dices? ¿Qué lo deje? ¿Yo? ¿Yo? ¿Por qué? - Contestó frenéticamente en preguntas.

- Serpiente. - Pensó William.

- ¡Estás obligado a casarte conmigo, no me pidas que lo deje! - Habló el mencionado por sus pensamientos.

William se levantó del sillón y simplemente se marchó. En su habitación habia una foto enmarcada de él y Milverton sobre la mesa en donde habia un gran espejo, la volteó y salió al balcón.

- La muerte es más llamativa que prometerme con él. - Murmuró William al viento con la mirada perdida.

- tienes razón. - Una segunda voz habló.

William se sorprendió se asomó por el balcón y no vió a nadie. Asomó más su cuerpo, y por desgracia la vieja barandilla del balcón no lo pudo sostener bien y cayó.

☯︎

Huye o acabaras siendo felizmente destruido

🚬

- ¡Vas a casarte con ella te guste o no!

Sentía sus oídos ensordecidos "callate, callate, callate..." pensaba.

- Madre, no me gusta ella...

- Poco me importa señorito, ahora mismo TÚ tienes que casarte con una noble como Irene, no podemos seguir así Sherly. No tenemos dinero.

Quiere llorar pero las miradas de odio e ira están a la vuelta de la esquina acechando para juzgarlo.

- No me gustan... Mamá no puedo.

- Sherly... ¿"gustan"?

- ¿Qué? - Sintió que el mundo se le venía encima.

- No te.. GustaN. - Acentuó la "N" en tono de decepción.

- N-no.. M-madre puedo explicarlo

- No te gustan las mujeres ¿verdad? - Como se esperaba de la madre Holmes. Lo dedujo.

Sherlock notó su corazón que latía velozmente provocando jadeos desesperados, sus familiares presentes lo miraron fijamente.

- ¿Sherly? - Preguntó Mycroft; su hermano. Alarmado ante el repentino ataque de ansiedad.

- Sin vergüenza... - Ya ni sabía quien hablaba. - Eres un hombre Sherlock, un hombre. - Levantó la vista, su padre, su querido padre hablaba y sus palabras no hacian más que empeorar su estado.

GUIADOS POR EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora