¡¿CÓMO PUDISTE?!

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Da igual cuánto lo odies, sigue siendo de tu mismo vino

🚬

Era un día soleado, poco común en Londres pero no era algo sorprendente ni imposible. Mycroft, hermano mayor de Sherlock Holmes, tenia un día libre para que en ese día extraño de invierno soleado la pasara con alguien.

Sus padres estaban fuera así que descartó salir con ellos, seguramente tenian uno de esos días de pareja sin hijos.

Pensó en su hermano menor, sería bueno ir a visitarlo en Baker Street como sorpresa. Cogió un taxi ーya que si cogía su coche Sherlock lo reconocería de inmediatoー y pidió que lo llevaran a Baker Street, ahora, frente a la puerta 221B sonrió, llevaba tiempo sin verlo, ambos llevaban trabajos ajetreados y no se veían siempre. Entró, saludó a la dueña; la señorita Hudson y subió las escaleras hasta llegar al apartamento de Sherlock Holmes y su compañero/amigo John H. Watson. Tocó la puerta y fue recibido por el segundo.

- Buenos días Mycroft, un día precioso ¿no cree? - Comentó John apartandose de la puerta para dejarlo pasar.

- Sí ¿usted no saldrá? - Preguntó Mycroft con un semblante algo serio.

- Estoy esperando a que una amiga esté preparada. - Respondió ruborizado. - Mary es una chica preciosa cuando se prepara, vale la pena esperar. - Dijo aún sonrojado, se le notaba enamorado.

- No cabe duda. - Sonrió ligeramente. - ¿Y Sherly? - Preguntó mirando por el departamento de reojo sin mover ni un pelo.

- Dijo que quería estar solo. - Contestó John encojiendose de hombros.

- Quiero pasar tiempo con mi querido hermano. - Comentó sabiendo que ahora se lo diría.

- Está con Wiggins, bueno, en realidad en el edificio abandonado donde Wiggins vive, por lo que tengo entendido ahora mismo Wiggins está ocupado. - Respondió

- Gracias, disfruta el día con Mary. - Hizo una corta y pequeña reverencia y se marchó.

Volvió a coger un taxi y fue hasta ese edificio. En sus puertas, le recorrió por el cuerpo un escalofrío.

- ¿Qué haría él aquí? - Pensó Mycroft con las cejas fruncidas.

Entró y un golpe a holor a químicos, sustancias ilegales y objetos quemados le golpeó la cara, tosió y miró al alrededor con los ojos llorosos, cocainómanos; drogatas en general. Se colocaban en cada esquina.

- Scotland Yard amaría ver esto. - Pensó molesto. Comenzó a subir escaleras buscando a Sherlock en cada habitación hasta llegar a una en específico.

Estaba vacía, iba a salir pero escuchó la voz de Sherlock en el baño de la propia habitación.

Sonrió, pero rápidamente dejó de hacerlo, escuchaba a su hermano sin embargo no parecía en sus cabales, frunció aún más su ceño y apretó los puños.

Se acercó a la puerta del baño y la abrió con fuerza.

- Ohooh herrmaaanuuoouuu. - Rió Sherlock apoyado en el váter con una jeringuilla clavada en su brazo.

Mycroft le quitó la jeringuilla del brazo y gritó eufórico:

- ¡¿Cómo pudiste Sherlock?! ¡¿Cómo pudiste?!

Sherlock apenas lo que entendía, achinaba sus ojos y temblaba ligeramente, pero se percató de que no era el único que temblaba. Veía su figura alta y esbelta temblar en todos sus sentidos sin entender el porqué, hasta que su afectado cerebro le recordó la situación en la que estaba.

- Myycroft.. - Susurró, se incorporó pero de inmediato cayó al suelo de inmediato, le pesaba la cabeza, aunque estaba seguro de que solo se trataba de una excusa para no ver la borrosa decepción plantada en el rostro de su querido hermano mayor.

- Sherly.. - Murmuró entristecido, aún tenia los ojos llorosos, aunque ya no era por el mal olor. - ¡¿Qué te llevó a hacer esto?! - Gritó aún entristecido e histérico.

- Lo lamen..to. - Consiguió decir antes de caer inconsciente.

GUIADOS POR EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora