VESTUARIO

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Corrige tus errores

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En medio de su busqueda, miraba a los maniquíes de su alrededor, mentiría si dijera que no estaba preocupado por Moran, pero ahora su misión era buscar al hombre que estaría detrás de toda esta fantasía sacada de cuento.

- Ese hombre, hará algo más. - Era otro de los pensamientos de Mycroft que arrojaba en voz alta, no había parado de decir todo lo que pensaba.

William solo se dedicaba a escucharlo y verlo de vez en cuando por si podía leer sus facciones.

- ¿El que Sebastián haya venido, en qué puede afectar en mi busqueda? - Preguntó William después de un rato sin encontrar el maniquí azul. Ya llevaba más de la mitad con la vestimenta correspondida.

- No debo de decirtelo, pero tendré que hacerlo. - Anunció el mayor deteniéndose junto al profesor. El rubio, alzó una ceja. - Encontrarás al "amor de tu vida" aquí, en el vestuario, no te contaré los detalles pero si Sebastián mueve hasta la ligera mota puede cambiar todo esto y eso volverá más complejo el encontrar a mi "amigo", y no solo eso, puede que hasta haya cambiado la ubicación de encuentro. No puedo comprobar si está en su lugar de siempre porque eres tú el que debe abrir La Puerta. - Explicó.

- ¿Qué puerta?

- La Puerta, es la que te llevará hacia tu amor verdadero.

William tragó en seco y con el ceño fruncido miró al frente. - Moran por el amor de dios ni se te ocurra mover algo, por favor. - Pensó.

- En caso de que mueva algo, lo primero que cambiará de lugar es La Puerta, después el maniquí azulado y luego todo el vestuario, eso provocará que vuelvas al desierto, - Siguió explicando. - seremos conscientes de eso y te llevaremos al final de todo pero no hasta La Puerta porque ninguno de nosotros sabe dónde está.

- ¿Y si... Encuentro La Puerta pero no me lleva a dónde él está? Si Moran cambia las cosas.. También cambiará de sitio la recompensa de conocer a ese supuesto "cónyuge".

- Bueno.. No estas equivocado. Pero tampoco en lo cierto. Vuestros corazones siempre estarán conectados pero no aparecerán en los sitios que habia planeado el corazón. - Al ver la confusión en el rostro de William volvió a explicarlo, esta vez más claro. Golpeó el cetro contra el suelo y un maniquí se transformó en una puerta de senuelo. - Imagina que esta es La Puerta, - Comenzó. - el corazón fue el que puso La Puerta al final del acertijo y si Moran mueve cualquier cosa, La Puerta se moverá.

- Eso lo entiendo.

- Bien. La cosa es que solo hay una La Puerta, eso significa que si cambia aquí también cambiará para mi "amigo". Él no sabrá que es lo que pasara y probablemente el muy idiota acabe entrando a un sitio que no es.

- ¿Puedes contactar con algún amigo tuyo, uno de verdad, que esté al otro lado de La Puerta?

- Sí, pero lo que pasa es que ahora mismo él está solo y aunque les comunique que pasa aquí no se lo podrán decir a él, está en el último acertijo al igual que tú. Le falta una operación.

- ¿Una matemática? Pues claro, supongo que allí habrán pistas referentes a mi. - Se respondió William con obviedad. - ¿Se le da bien?

- No, se le da mal, muy mal. - Respondió con un suspiro aliviado. - Espero que tarde lo suficiente hasta que sepamos dónde está La Puerta ahora.

- ¡¿Ya cambió de sitio?! - Preguntó sorprendido comenzando a moverse.

- Sí... - Mycroft le agarró de la muñeca con rapidez y apretó con fuerza.

- ¿Q-qué haces? Hay que encontrar La Puerta. - Dijo con más nerviosismo.

- Intento que te mantengas aquí y no vayas al desierto.

Entonces, por reflejos, se apegó más al brazo ajeno, en silencio, y sus pupilas no hubieron dejado de temblar.

Pasaron los minutos y Mycroft se separó.

- Creo que ya estarías en el desierto. Vamos.

GUIADOS POR EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora