DESIERTO ESTRELLADO

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Un verdadero amigo, te dice que eres horrible cuando en verdad lo eres.

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- ¿Wiggins? - Alzó una ceja confundido ¿alguien tan sobrenatural tenia un nombre tan normal?

- Wiggins. - Afirmó. - El que lo ve todo - Señaló el ojo de su frente. - y el que te informa de todo. - Señaló su gran boca.

- Wiggins, pequeño ¿dónde me encuentro?

- Estas en tu corazón, William James Moriarty. En una de las muchas habitación que tiene tu corazón.

- ¿Q-qué- ¿Cómo es eso posible? Además ¿no deberia haber gente y cosas que conozca? Aquí no hay nada que yo conozca, no te conozco de la vida real.

- Sin dinero no hablaré más, solo diré que estas en una habitación de tu corazón.

- ¿De qué me sirve saber eso?

- No lo sé, sin dinero no hablaré más, solo diré que- Fue interrumpido.

- Ya ya - Interrumpió William sabiendo lo que dirá. Miró sus bolsillos y solo encontró el trozo de periódico hecho de metal, igualmente lo miró para memorizarlo y se lo entregó a Wiggins quien lo analizó.

- No es dinero, pero me sirve. Con esto te puedo responder tres preguntas. - Concedió el muchacho llevándose el periódico al bolsillo trasero.

- Si este es mi corazón ¿por qué no conozco a nadie? - Preguntó William con el ceño fruncido.

- Ya te dije que es una habitación de tu corazón. Nadie lo sabe hasta que entra en esta habitación en sus corazones cuando alguien necesita salvación amorosa, - Su boca parecía agrandarse más con cada palabra que decía a ojos de William. - si justo te desmayas por cualquier acontecimiento el corazón te lleva a esta habitación donde podrás descubrir por ti mismo quien es tu amor verdadero, por eso no conoces a nadie, porque tienes que conocerlos.

- ¿Qué pasa si rechazo a esta persona a lo que llamas amor verdadero?

- No puedes rechazarlo sin conocerlo cara a cara, si igualmente lo rechazas olvidaras todo contacto con él y nosotros.

William pensó muy bien su última pregunta, y aunque aún le quedasen varias dudas optó por una.

- ¿Y que pasa si me lo encuentro por la calle y lo reconozco?

- Entonces, eso mostraría que lo rechazaste erróneamente y que en realidad anhelarías estar con él.

William se ruborizó y le dio la espalda para poder pensar, o, mejor dicho, que no viera lo vulnerable de su rostro.

- ¿Lo anhelo? - Suspiró y le dio la cara al muchacho. - No puedo hacerte más preguntas. - Afirmó.

- Exacto. También respondo preguntas por información valiosísima, aunque eso solo te otorgara poder hacerme una pregunta. - Dijo Wiggins sonriendo, su boca aún era muy grande a ojos de William.

- ¿Información valiosa? - Pensó durante un corto rato. - Volveré. - Dijo antes de salir del molino y volver a su caminata.

Ya tenia misión anticipada a la de encontrar a su supuesto amor verdadero: buscar información valiosa. Pero ¿qué tipo de información?
Comenzó a agarrar toda estrella que se topara a su vista, todas eran trozos de periódico hechos de metal, cuando tuvo más que suficiente en sus manos volvió al molino y lo entregó todo sobre las pequeñas manos del chico, con cuidado, ya que ahí cualquier objeto era de metal y podía dañarlo.

- Es todo lo que pude sostener en mis manos ¿cuántas preguntas puedo formular? - Preguntó exhausto sujetandose de las rodillas.

- Ahora una. - Respondió en una risilla burlona y finalizando en una gran y larga sonrisa.

William bufó. Ahora, pensó en qué preguntarle sobre su "amor" pero una duda específica cayó en su consciencia la cual le pareció mucho más importante.

- ¿Cómo está mi familia?

- Preocupados, todos. Caíste de un segundo piso, de cabeza, por suerte el cesped amortiguó la caída pero el corazón aprovechó y ahora estas inconsciente.

- ¿Qué? No entiendo.

- Sin dinero, no hablo.

GUIADOS POR EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora