DESIERTO ESTRELLADO

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Haciendote daño solo conseguiras perder toda la esperanza

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Siguiendo su instinto, avanzó por el desierto. Cada estrella que veía la agarraba, pero cuando se quedó sin espacio en la mano ignoró los objetos provocando que estos susurrasen egoístamente un: "Obvio". Por ahora tenía un violín, un trozo de periódico antiguo sobre asesinato y el envase del principio. Todos hechos de metal, no sabía porqué, lo único que sabía era que probablemente eran de alguien y que se los llevaría ¿Cómo? William sabía perfectamente de que aquella persona no estaba fallecida ¿por qué? Lo sentía, sentía su presencia desde que tocó el envase.

- ¡Oh, que suertudo! - Exclamó quitando la última mota de arena de una mochila metálica, metió el violín, el envase y mantuvo el trozo de periódico en el bolsillo. - ¡Ayuda! - No quería ayuda, solo llamar la atención de la persona que tanto su instinto, no, su corazón insiste en encontrar.

Ignoró los "Obvio" de cada estrella hasta llegar a un molino pequeño pero accesible. Al entrar vió un charco de sangre en el suelo y sintió su corazón oprimirse.

- Huele a podrido. - Se quejó dejando la mochila en un escalón que llevaba al techo del molino. - Ahora que lo pienso ¿por qué no tengo hambre o sed, si estoy en un desierto? - Se planteó mirando el charco escarlata. - Debería...

William tragó en seco y se agachó frente al charco, alzó un dedo hacia lo escarlata y lo tocó, inundó su dedo de la horrible fragancia y luego, acercó el dedo a sus labios.

- No sé donde estoy y mi corazón me lleva a lo desconocido, una persona que me llama, llego a este lugar y lo segundo que pienso es en probar esto. Este lugar tiene algo raro que no para de llamarme. - Resumió planteándose su pequeña aventura, abrió la boca y se metió el dedo a su cavidad bucal.

Holía a podrido pero sabía a....

- Vino. - Miró al charco con el ceño fruncido. - Vino, La Gloria, ¿cómo llegó esto aquí?

La Gloria, un vino barato competencia del de su hermano mayor, Albert James moriarty.

- Extraño. - Comentó mientras se limitaba a limpiar su dedo contra un pañuelo rojo que siempre tenia en el bolsillo pequeño de su pecho. Rió sutilmente. - Aunque todo aquí es extrañisimo. - Se levantó y se relamió los labios mientras se acercaba a las escaleras y agarraba su mochila metálica.

Subió un escalón que crujió imitando el sonido de un violín. Al llegar al techo se mantuvo pensando en la melodía triste que acababa de escuchar con las pocas escaleras que hubo subido. En el techo del molino vió en el suelo polvo blanco y brillante que no volaba por el viento.

-

¿Es un Objeto Estrella? - Así es como llamaba a los objetos que encontraba en la arena, como el violín o el envase. - Parece.. Mmm.. - Se acercó y tras agarrar un puñal de aquel polvo lo holió. - Cocaína.. ¿Cocaína? ¿La persona a la que mi corazón quiere es un drogadicto? - Dedujo con facilidad. - ¿Así se supone que superará a Charles Augustus Milverton? - Frunció el ceño ignorando la intensidad y emoción de su corazón.

Volvió a la parte baja del molino y echó todos los objetos obtenidos al suelo. - ¿Un violinista, curioso y un cocainómano? - Dedujo ーcon dudaー con lo que tenía. Resopló y sin querer mandó a volar la cocaína al vino.

El vino burbajeó de pronto, se puso en alerta y asustado se alejó un poco, de nuevo ignorando su corazón. En ese mundo extraño podía pasar lo que sea y no quería arriesgarse. Vió como salía un adolescente del vino.

- ¡Oh! ¡¿Una per..! Sona? - Alzó una ceja al ver que tenia un tercer ojo en su frente y su boca aumentar.

- Me llamo Wiggins, amigo de tu corazón ¿Qué quieres saber?

GUIADOS POR EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora