Esa noche vosotros salvasteis mi vida, no sé cómo agradeceros eso. Ran, Rindou, gracias por aparecer esa trágica noche.
📍FICCION📍
No acepto copias o adaptaciones. Este es mi trabajo y mi esfuerzo. Quién no cumpla con lo anterior será denunciado.
A...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mi situación con los Haitani era incómoda. Hace ya un par de días que nos visitaron Izana y Kakucho. El cual Izana me dijo un alago y ellos se lo tomaron a mal. Estaba esperando una disculpa por parte de los hermanos pero, nunca llegó. Puede ser que esté un poco decepcionada, que sinceramente, lo estoy. No me parece bien lo que están haciendo. Llevan dos días sin dirigirme la palabra y eso poco a poco me esta matando. Creo que yo no he hecho nada malo y que se habían enfadado por una tontería.
Sigo esperando su disculpa. Pero los conozco, ellos están esperando la mía. En este mundo hay que reconocer lo que has hecho, no lo que hacen los otros. Ese es mi parecer.
Caminé hasta la habitación de los Haitani. Decidí dejar mi dignidad de lado por que los quiero demasiado y no quería estar enfadada con ellos. Aunque los enfadados eran ellos. Abrí la puerta y ambos me miraron confundidos, pero pude ver una ladeada sonrisa de parte de los dos. Estaban esperando mi disculpa. Idiotas.
— Quiero hablar con vosotros —pronuncié. Ran dio ligeros toques en su cama, me senté y los miré—. He de decir que sois unos idiotas que no saben aceptar la verdad. No fue culpa mía nada de lo ocurrido y me parece decepcionante vuestra falta de comprensión —proclamé.
— Nosotros tampoco tenemos la culpa de nada —empezó Rindou—. Lo que no nos gustó es que te sonrojaras al recibir las palabras de otra persona que no fuera de nosotros. No nos molestó el alago, ambos sabemos que eres preciosa. Nada más verte me doy cuenta.
— Lo que dijo Rindou. Eres preciosa y creo que te lo hemos dicho a lo largo de estos años. Lo que no llegamos a entender es porqué te sonrojaste por otro —siguió Ran.
— Bueno, nunca está mal recibir un cumplido de alguien guapo y más si es un amigo.
Me miraron sorprendidos. No estaba ciega, Izana era muy guapo y agradable.
— Retira eso —atacó Ran—. A nosotros nunca nos has llamado guapos y a Izana lo acabas de conocer y ya tenéis la confianza suficiente como para alagaros.
— Bueno sí, lo acabo de conocer pero no veo nada de malo en decir una realidad.
Entre ellos se miraron y luego dirigieron su mirada a mi. Me puse nerviosa. Su mirada es tan penetrarte que hace replantearte tu vida.
— Si has venido a restregarnos que Izana es más guapo que nosotros y esas cosas, es mejor que te vayas a tu habitación o ha hacer lo que quieras —anunció el menor.
— No he venido a eso. Quería pediros disculpas. No fue mi culpa, pero perdón por sonrojarme.
— ¿Por qué deberíamos creerte? Lo único que has hecho es decir cosas positivas de Izana dejando de lado lo que veías a hacer.
