𝚃𝚛𝚊𝚗𝚚𝚞𝚒𝚕𝚒𝚍𝚊𝚍________________________________________
Los Haitani y yo habíamos decidido tener un día de tranquilidad. ¿El motivo? Es muy simple. Se avecinan peleas y eso es agotador.Kakucho ya nos había comunicado que todo empezaría en una semana, por lo que tenemos que estar preparados para todo.
Me estiré en la cama poniendo mis brazos encima de ambos Haitani intentando molestarlos. Pero no hizo el efecto que yo quería. Rindou apoyó su cabeza entre mis pechos mientras que Ran me abrazaba.
— Buenos días —besó Ran mi mejilla.
— Buenos días —susurró Rin aún entre mis pechos.
Yo solo acaricié la cabeza de Rindou y besé a Ran, aceptó enseguida el beso. Despertar así es lo mejor del mundo.
— Buenos días.
Tras decir eso, Ran se levantó y se estiró. No habíamos dormido tan bien en mucho tiempo.
— Me voy a dar una ducha —informó—. Dile a Rindou que haga el desayuno, tú también te tienes que duchar.
— Bien, ya se lo digo.
Ran besó mis labios, al no poder besar su frente besó la cabeza de Rindou y se fue al baño.
Rindou empezó a roncar levemente. Sonreí. Este chico es tan tierno... Me levanté con cuidado de no despertarlo, ya que yo iba a hacer el desayuno.
Me asusté al sentir como una mano agarraba la mía de forma brusca.
— No te vayas... —susurró aún dormido.
Sonreí. Rindou medio dormido es un niño. Al principio me sorprendió un poco su actitud cuando estábamos a solas, pero con el paso del tiempo me he ido acostumbrado y a ser sincera, me encanta como es.
— Rindou, voy a hacer el desayuno —susurré acariciando su pelo—. Cuando acabe vuelvo contigo, ¿vale?
— Vale —susurró.
Soltó mi mano y se acomodó en la cama estirándose de forma cómoda. Salí de la habitación y fui a la cocina a preparar algo de desayuno. Abrí la nevera y no hay mucho pero se puede hacer algo. Saqué leche, huevos, harina y algo de levadura. Acabé de hacer el desayuno, las tortitas me habían quedado exquisitas y ademas a los Haitani les encantan.
Subí a la habitación y Ran hablaba con Rindou. Ran tenía puesto sus calzoncillos negros y Rindou estaba con un pijama que le regalé en navidades.
— Ya está el desayuno —anuncié.
— Lo tenía que hacer Rindou —soltó Ran mietras soltaba un leve suspiro. Se acercó a mi y besó mi frente—. Gracias.
Ran salió de la habitación. Rindou me miraba pero no decía nada. Me senté en la cama y sonreí.
— He preparado tortitas —informé.
— Gracias por hacer el desayuno —dio un beso en mi mejilla—. Mañana lo preparo yo.
— De acuerdo —accedí—. Me voy a duchar, ahora bajo con vosotros.
— Bien.
Me metí en el baño y dejé la ropa que me había preparado ayer. Soy una persona bastante organizada a la hora de la ropa. Para lo demás soy un auténtico desastre, aunque con el paso del tiempo me he vuelto más ordenada. A veces pienso en lo desordenada que era y me causa gracia.
Salí de la ducha y me puse mi nuevo atuendo. Una camiseta de Rindou y unos pantalones de Ran. Yo tengo ropa pero la de los hermanos es muchísimo más cómoda. ¿Por qué la ropa de hombre siempre lo es? Ni idea, pero estoy agradecida.
Fui al comedor y vi a los Haitani hablando mientras me esperaban para desayunar. Sonreí. Me senté y no tardamos en empezar a comer. Me habían quedado exquisitas.
— ¡Las mejores tortitas del mundo! —exclamó Ran mientras que se tocaba en estómago.
— Tienes razón, Ran —dijo Rindou haciendo el mismo movimiento de Ran.
— Gracias —agradecí.
Cuando acabamos, los Haitani limpiaron los platos y quitaron las cosas de la mesa. Mientras que yo fui a hacer la cama. Los tres somos bastante ordenados y eso está bien, nuestra casa siempre suele estar limpia.
Las horas pasaban y ya era de noche. ¿Por qué los mejores momentos se pasan tan rápido? Esa pregunta no para de estar en mi cabeza. Suelo mirar a los Haitani y pienso que ya llevo dos años y medio con ellos. Los mejores años de mi vida, sin lugar a dudas.
Es extraño todo esto del tiempo. Pero si lo aprovechas y no haces nada de lo que arrepentirte no hay ningún problema. Mi vida ha sido difícil por varios sentidos, la muerte de mi madre y ese estúpido señor, el cual espero que se pudra en la cárcel.
Pero se que estoy sana y salva gracias a ellos. A mis guardianes. A los héroes de Roppongi. A los hermanos Haitani, quienes ahora me consideran su reina.
Los miré y supe lo afortunada que era. Nunca he tenido nada y ahora lo tengo todo, dos personas que me quieren y me respetan.solo por ser como soy.
— ¿Quieres hacer algo? —me preguntó Ran algo somnoliento.
— Quiero estar un poco más así —respondí abrazando a Rindou quién estaba ya dormido.
— ¿Quieres ir a la cama? Ya es tarde.
Asentí. Ran se levantó y se fue a la habitación. Miré a Rindou y sonreí. Me abrazaba con fuerza a pesar de estar dormido, algo de saliva caía por su boca entreabierta y no llevaba sus gafas.
Le llamé repetidas veces hasta que se levantó. Lo agarré de la mano y fuimos a la habitación encontrándonos a Ran dormido en una esquina de la cama. Su pelo estaba suelto y revuelto. Me metí yo seguida de Rindou. Al no haber hecho nada importante durante el día de hoy estábamos con el pijama puesto.
Ran se movió un poco, por inercia apoyé mi cabeza en su pecho desnudo y Rindou me abrazaba por la cintura. Una postura que al principio me incomodaba un poco pero que ahora me siento rara y no puedo dormir sin ellos. Lo cual es curioso.
— Descansa —susurró Rindou besando la parte trasera de mi cabeza.
— Tu igual.
Sin más dilación cerré los ojos esperando un día igual que el se hoy pero, con las mismas personas. Escuchaba los latidos de Ran y los leves ronquidos de Rindo.
Sonreí levemente y vi todo negro.
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𝕰𝖓 𝕽𝖔𝖕𝖕𝖔𝖓𝖌𝖎 ~𝙃𝙚𝙧𝙢𝙖𝙣𝙤𝙨 𝙃𝙖𝙞𝙩𝙖𝙣𝙞 𝙭 𝙊𝘾~
FanfictionEsa noche vosotros salvasteis mi vida, no sé cómo agradeceros eso. Ran, Rindou, gracias por aparecer esa trágica noche. 📍FICCION📍 No acepto copias o adaptaciones. Este es mi trabajo y mi esfuerzo. Quién no cumpla con lo anterior será denunciado. A...