12/ Volveré Hacia el Mañana.

19.2K 1.6K 1.5K
                                    

Holaa! Corazoncitos a la bendición antes de empezar 🧡🧡

ORIS FARETT:

Habíamos estado con Nils riendo en la cama durante un tiempo considerable. Nos imaginábamos nombres graciosos de bebés y siempre soltaba una que otra carcajada. Cada vez que una risotada salía de mí, él besaba mi cara. Bueno, en cualquier lado. Podían ser mis labios, mi barbilla, mi frente, mi nariz y mi cuello que siempre me producían cosquillas.

La risa de Nils cada vez era más frecuente. No sabía que poseía una risa tan juguetona y entusiasta. Era realmente hermosa.

—¡Basta ya! —reí.

—Te amo.

—¿Mucho? —pregunté mientras besaba mi mejilla.

—Pues sí. Estamos entrelazados cuánticamente.

—¿Chiste físico?

—No, no. Cuando dos partículas del universo están unidas y luego las separas, curiosamente forman un vínculo. Una conexión instantánea. Es amor —dijo—. Lo lindo de esto es que estamos hechos de polvo cósmico. Somos la imagen y semejanza de este universo. Siento amor por ti de la misma manera en la que todos debemos amar al cosmos. Porque, en teoría, también significa que nos amamos a nosotros mismos.

—Nils, solo te pedí la hora...

—Ah, son las nueve cuarenta y cinco.

Solté una carcajada. 

—Amo escucharte hablando de eso. Eres tan... cursi.

Él rió.

Y es que era verdad, podía escucharlo durante horas. Su inteligencia era demasiado atractiva.

—Soy un romántico. 

—Lo sé, lo sé —contesté y nos besamos.

Posicioné una mano en su cuello y él en mi nuca para atraerme. 

Me acomodé mejor y bajé esa mano por su abdomen; él me atrajo con su mano en mi cintura y comenzó a espesar la respiración. Se sentía bien. Las hormonas del embarazo multiplicaban por tres —o tal vez por cuatro— mis ansias de sentirlo. Si Nils era hermoso, estaba ahora más lindo de lo habitual.

—No. —Me separó y se paró de la cama, casi con susto.

—¿Qué... pasó? —Intenté enderezarme, pero tenía mucha panza. 

—Estás... ¡embarazada!

—¿De verdad? Pues yo pensé que esta panza eran los tamales que comí —ironicé.

—¡Le puedo hacer daño a la criatura! No lo sé... invadir su espacio personal...

—¿Es en serio? 

—¡Claro! Imagina la despierto. 

—¡No pasa nada! —alegué, parándome. Él, terco, comenzó a avanzar hacia la cocina.

Volveré Hacia el Ayer LIBRO 1 Y 2 COMPLETOS💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora