"Bien por bien. Mal por mal" -2° parte-

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Hoy he mentido a mi madre. Le dije que estaba muy enferma y que sería mejor que no fuera al colegio.

Hos preguntareis por que me he quedado en casa, yo lo veo bastante claro, me he quedado en casa para vengarme de Brandon. Hace cosas despreciables y luego va de buenas.

¡No lo entiendo, y no quiero entenderlo! No se merece que nadie le entienda. Si yo no me lo merezco, pues él aún menos...

Debería comer algo. Siempre que como las ideas las tengo más claras.

-¿Queso? No. ¿Jamón? No. ¿Chocolate blanco...? Si.

Me hice un bocata enorme con el chocolate blanco. Me encanta el chocolate blanco, ñam ñam.

~*~

Ya era de tarde, mi madre volbía en pocas hora, y mi plan ya estaba preparado. Pero es un secreto, ya lo vereis.

~*~

Un nuevo día, y una venganza disponible. Estoy lista para mi plan. Entro en clase, y espero nerviosa a que sea la hora del recreo para ir a buscar a Brandon.

~*~

Alfín es hora del recreo, y estoy muy nerviosa. Decido ir a buscar a Brandon antes que Keren la vaya a ver.

Paso al lado de una chica. La miro de reojo. Tiene un pelo sedoso, largo, liso, con reflejos pelirojos, unos ojos tan dulces como la miel. Su rostro es pálido y tiene una bella sonrisa. Debe de tener la edad de Brandon.

~*~

Estoy fuera de la clase de Brandon, esperando a que salga, le veo hablando con esa hermosa chica de ojos de color miel y pálido rostro. Dejan de hablar. Brandon sale de la clase y yo me preparo.

Dan se pone delante para distraerle, para que yo le pueda golpear por atras con un bate. Voy a darle el primer golpe y antes de poderle pegar una mano pequeña atura el bate.

Me giro lentamente y la veo.

-¡Tú! -grité-.

*¿Que pasa conmigo? -preguntó confusa-

-Realmente nada. Solo quería saber tu nombre. Dime, ¿como te llamas?

*¿Yo? Yo me llamo Anaïs. Y en mi clase no puede haber violencia.

-¿Perdona? Y Brandon, ¿que? ¿Es una excepción?

*¡No! ¿Porque lo dices?

-Brandon pegó a Dan. Yo solo me quería vengar -dije a punto de corromper a llorar-.

*La venganza no es buena. Mejor hablemos sobre esto -dijo con gran serenidad-.

Me acompañó a una clase vacía, era muy grande y empezamos a hablar. Reconocí que me pasé un poco. Pero no lo pude reconocer del todo, porque si lo hacía perdería de vista esos ojos tan dulces. Incluso ese nombre tan delicado pero con una brisa seca. "Anaïs". Un dulce nombre para una dulce persona.

Algún día... ¡Algún día! Todo, cambiará...

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Este capítulo está dedicado a una compañera de clase que se llama Anaïs. Gracias a ella he tenido que cambiar todo el capítulo, para que su aparición en la historia encaje. Pero aún así te quiero.

¡Muchas graciaaas y adiooos!

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