5. El peligro se volvió divertido

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Cuando tomé la decisión de quedarme en Sogolda tenía en mi mente el montón de vidas que se perdieron y las muchas más que se perderían por mi culpa si decidía ser egoísta al solo pensar en mi vida, pero en el fondo de mi corazón la real intención ...

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Cuando tomé la decisión de quedarme en Sogolda tenía en mi mente el montón de vidas que se perdieron y las muchas más que se perderían por mi culpa si decidía ser egoísta al solo pensar en mi vida, pero en el fondo de mi corazón la real intención era que creía que podría tener una mejor vida que en la Tierra y de verdad lo deseaba.

Ya han pasado varias semanas desde el primer enfrentamiento con los terrestres y puedo decir que lo que deseaba se cumplió. Vivir en Sogolda es una maravilla.

La primera semana viví junto al equipo en donde se recargan las fuentes de energía, también conocido como sede central, debido a que llenaron nuestros cerebros de métodos de combate, manejo de armas y consejos de supervivencia con ayuda de los electromental, después fuimos enviados a nuestros respectivos paraísos con unos collares que neutralizaban nuestros poderes y los cuales solo podían quitarnos Bishop o Rafael una vez por semana para asesinar terrestres o a veces en entrenamientos grupales.

El consejo decidió que una vez a la semana se apagaría la esfera de la sede central por una hora para controlar las fuentes de energía y que no se apagaran de repente.

Junto a los chicos siempre repetimos la técnica de nuestro primer enfrentamiento con los terrestres, pero esto causó que enfrentarlos se volviera tedioso y aburrido hasta el punto de llegar a pelear mientras bostezamos por lo cual decidimos hacerlo sin ningún plan desde la segunda semana en adelante, aunque lo del bostezo según Rafael es un efecto secundario de nuestras pastillas.

Jamás había necesitado pastillas para dormir pues siempre estaba demasiado cansado antes de irme a dormir por lo que apenas cerraba los ojos me dormía o cuando si tenía problemas para conciliar el sueño no intentaba luchar contra el insomnio, sin embargo, al recibir los poderes recibí una gran carga de energía al igual que los demás que aumenta con cada terrestre que matamos y esto nos complicaba dormir, así que los científicos crearon pastillas de sueños especiales para nosotros que deben cambiar a la semana porque dejan de ser efectivas.

Sin embargo, ninguno consume la misma pastilla que los demás porque no nos funciona debido a que estas son diseñadas especialmente para cada uno, teniendo en cuenta la cantidad de energía que absorbemos de los terrestres y quien recibe las más fuertes es Joan.

Aun estando en otro planeta sigo siendo el segundo de Joan Reficco, pues en el recuento semanal de cuantos terrestres asesina cada uno él siempre queda en el primer puesto y yo debajo de él. Esto es debido a que el detiene el tiempo y puede matar hasta aburrirse, pero yo solo puedo asesinar rápidamente antes de que detenga el tiempo o quedarme con sus sobras. Además, por lo mismo es conocido como el líder del equipo.

Desafortunadamente, Joan no solo me deja como su segundo en el aspecto de héroe sino también en la opinión social.

Desde la estúpida noche del eclipse en la que bailé con Joan, todos empezaron a esparcir el rumor de que éramos pareja por la absurda leyenda que nos reconocía como almas gemelas y ante los ojos de los demás yo era su pasivo debido a que todos decían que él era mejor que yo en todos los aspectos existentes.

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