GOLP34 D3 NUEV∅

[06] ¡Mierda! ¡Chocó!

La chica le arrebató la taza de té con leche del nuevo sabor mejorado y se inclinó hacia Lin Yao: —Lo siento chico guapo, prestaremos más atención a futuro. 

—Ah —Lin Yao no sabía qué decir. Hasta que la puerta del ascensor se cerró, continuó mirando aturdido la puerta. Ya se había bebido la mitad de esa taza de té con leche en mal estado, desde hace algún buen tiempo...

El ascensor se puso en marcha, Lin Yao tomó un sorbo de té con leche. Olvídalo. Después de recitar tres veces en su corazón "fuerte como una vaca", [1] extendió la mano para presionar el botón y descubrió que el número de piso 25 estaba encendido. 

Volvió a mirar a la persona que estaba apoyada contra la pared del ascensor, mirándolo con interés y con los brazos cruzados, tanto el número 24 y 25 se encendieron. 

—Te estás riendo —Lin Yao vio la sonrisa en los ojos de este hombre y lo molestó bastante. Pero considerando que la otra parte podría ser su cliente, apretó los dientes y lo soportó. 

Hubiese sido mejor no haber dicho esto. Guan Ze originalmente pensó que había reprimido bien su risa, pero este chico lo descubrió y lo expuso de forma tan solemne, junto con aquella oración, provocó que contener su risa fuese completamente en vano. 

Cuando se rió, no pudo contenerse, Guan Ze se rió tan fuerte que entrecerró los ojos. Como si estuviese hechizado, también recordó la delgada tela de la caja de pastel de luna flotando en la ventana del pequeño Xiali. 

Sonrió y agitó la mano hacia Lin Yao: —Lo siento. 

De las pocas veces que Lin Yao vio a este hombre, vestía ropa informal y ordinario, pero hoy, se cambió a camisa y pantalones, por lo que toda su persona se había vuelto diferente. Lin Yao originalmente elogió a esta persona en su corazón, por su buen temperamento. 

No esperaba que él fuese capaz de reírse así cara a cara. Lin Yao se sintió avergonzado, resistiendo el fuerte impulso de pisotear sus zapatos de cuero, por lo que sacudió la cabeza y susurró: —Sin comentarios. 

Tan pronto como se abrió la puerta del ascensor, Lin Yao salió corriendo. 

Al regresar a su asiento, se quedó congelado por un tiempo. Se dio la vuelta y empujó a Jiang Yifei, que estaba durmiendo a su derecha: —¿Tienes algo para la diarrea?. 

. . .

La «Ternura» siguió enviándoles mensajes por Q, y después de vibrar durante mucho tiempo, Lin Yao respondió impotente: ( ¿Qué pasa? )

( «Lunático» se está muriendo aquí con nosotros, solo pidiéndote perdón. )

( Oh, ¿y qué más dijo? )

( Dijo que deberías estar enojada y nos preguntó qué podemos hacer para calmarte. )

( Dejarlo en silencio en medio de la noche, en silencio, para así colgarlo hasta morir bajo el sauce que está afuera de mi jardín. )

( Okey, eso le diré. )

( Espera, pregúntale si dejó algún número de llamada telefónica cuando hicieron la venta y dámelo. )

( ¿Qué piensas hacer? )

( ¿Qué más crees que haré? volveré a comprarlo bajo un precio alto. )

Cuando llegó a casa después de salir del trabajo, la noticias de la «Ternura» lo volvieron un poco loco. Todo ese asunto del «Lunático» vendiéndole su cuenta a Hengdao, fue un proceso que ni siquiera tomó más de diez minutos y no hubo número telefónico, el «Lunático» no sabía el número de Hengdao ni siquiera cómo se llamaba.