[48] Te amo

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Lin Yao no sabía cómo se quedó dormido. De todos modos, cuando se despertó por la mañana, estaba acostado en la cama con la ropa de ayer y le dolía todo el cuerpo.

—Auch...—gimió mientras apretaba los dientes como si acabara de ser sometido a una terrible tortura. Le costó un gran esfuerzo dar la vuelta, sintiendo que sus costillas se iban a romper bajo su propio peso.

Miró el reloj de la mesita de noches. Se había despertado un poco antes de lo habitual. Se frotó el estómago, que le dolía y le hormigueaba, y tuvo que arquear las cejas con fuerza para soportar el dolor y entumecimiento. 

Al recuperar la lucidez, recordó de golpe lo que había sucedido la noche anterior, y de repente, sintió que las piernas le temblaban y que le costaba bajar de la cama.

¡Lin Yao, no puedo creer que le hayas contado esto a Lin Zong!

¡Mierda! ¡No tienes miedo de que te golpeen! 

Lin Yao abrió sigilosamente la puerta de la habitación y echó un vistazo hacia la habitación de Lin Zong. La puerta de la habitación de Lin Zong seguía cerrada; si no regresaba al resort, generalmente dormía hasta el mediodía.

Lin Yao cerró bien la puerta, entró al baño y se quedó mirando al espejo durante mucho tiempo. Su cara no lucía muy bien. Sin mencionar los patrones que parecían bordados en punto de cruz por toda su cara, sus ojos estaban hinchados y rodeados de círculos oscuros, como si hubiera salido la noche anterior a hacer trabajo pesado y alguien lo hubiera golpeado hasta hacerlo llorar. Era un poco difícil de mirar. 

Suspiró, se quitó toda la ropa y abrió el agua caliente con la intención de tomar una ducha. Mientras dormía no lo había notado, pero ahora que estaba despierto sentía una opresión en el pecho y mucha ansiedad. 

Justo cuando el agua empezaba a salir de la ducha y Lin Yao inclinaba la cabeza hacia atrás, conteniendo la respiración para meter la cara bajo el agua, sonó el teléfono en la habitación. Se atragantó con un poco de agua, y tosiendo, corrió desnudo hacia la habitación. 

Agarró el teléfono, y como esperaba, era el número de Guan Ze. 

Cuando contestó el teléfono, sus manos temblaban inexplicablemente: —¿Guan Ze?

—Mm —Escuchó la voz bastante tranquila de Guan Ze desde el otro lado: —¿te has levantado tan temprano?

—Anoche no dormí bien y me desperté temprano —Lin Yao se acuclillo junto a la cama. Al escuchar la voz de Guan Ze, se sintió más tranquilo de inmediato: —¿Estás bien? Ayer te estuve llamando, pero no contestabas. 

—No pasa nada, solo tuve un poco de insomnio, me tomé una pastilla para dormir y no escuché el teléfono —la voz de Guan Ze sonaba algo perezosa: —Vi las llamadas cuando me desperté esta mañana. ¿Qué pasa? ¿Quieres verme?

—...no es nada en particular —Lin Yao dudó por un par de segundos, sin saber si debía contarle a Guan Ze lo que Lin Zong ya sabía: —¿Acaso no puedo llamarte si no pasa nada?

—Dime —Guan Ze se rió suavemente: —Tú no eres así cuando no pasa nada. 

Lin Yao sintió un poco de frío, se levantó y regresó al baño, poniéndose bajo el agua caliente. Después de un momento, dijo en voz baja: —Mi hermano sabe lo nuestro. 

—¿Le preguntaste? —Guan Ze hizo una pausa, con algo de sorpresa en su voz.

—¿Cómo sabes que fui yo quien le preguntó? —Lin Yao bajó la mirada hacia sus pies: —¿Fui impulsivo? Ayer intenté llamarte antes de hablar con él, pero no contestaste. No podía soportarlo más y, además, mi hermano de repente va a casarse. 

GOLP34 D3 NUEV∅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora