XXII

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Sus besos se estaban convirtiendo en algo común entre nosotros, besarlo me gustaba al igual que abrazarlo porque en esos momentos sentía su calor y su respiración aumentando.

Ayer mi cumpleaños fue increíble, ya no esperaba nada, en unas horas nos iríamos de viaje a las Vegas, extrañaría tanto a Javier.

-Hija, ven
-Voy mamá

Al bajar las escaleras quería gritar, había llegado mi papá, después de dos años pude volver a abrazarlo, él iría con nosotras a pasar las fechas, después de un rato hablando nos dirigimos al aeropuerto.

A minutos de subir al avión escucho que alguien grita mi nombre:

-Luciana Melisa

Al voltear una sonrisa se dibujo en mi rostro eran Javier y Daniel, quienes habían venido a despedirse.

-Enana no te irás sin darme un abrazo, dijo Daniel
-Da, te adoro, portate bien y extrañame mucho

Él sonrió y me dio un abrazo seguido de alejarse para que el castaño me hablara.

-Señorita, no te puedes ir sin despedirte, es de mala educación, dijo burlón
-Es que no te mereces mis palabras, dije riendo
-Cuidate, aquí esperaré a tu regreso, dijo sonriendo

Le sonreí y me despedí de ambos, empecé a caminar hacia mi vuelo cuando siento que Javier toma mi mano haciendo que volteara a donde él estaba y seguido me abrazo y susurró:

-Vuelve pronto Luciana

Después de sonreírle me subí a mi vuelo.

Un mes después...

Había pasado un mes y dos semanas desde que vine de viaje a las Vegas, había sido un viaje muy lindo, sobre todo familiar, estaba a dos días de volver a mi casa.

Hace poco había hablado con Cris, estaba en la mejor etapa de su relación con Iván, Daniel estaba a una semana de su torneo al cual yo iba a asistir, Alan se había dado un tiempo con Santi por un enojo y Javier había compuesto una canción con su banda aunque últimamente se la pasaba ayudando a Amy, la chica pelirroja; con asuntos de la escuela porque apenas era nueva alumna y se habían echo buenos amigos.
Me emocionaba ver a mis amigos después de un tiempo, pasaron los últimos dos días aunque me daba nostalgia despedirme de las Vegas.

Tomamos el primer vuelo y por fin estaba en mi casa, tenía una semana antes de regresar a la universidad y quería pasar tiempo con mis amigos, me dormí pensando en que hacer en esta semana.

Me desperté temprano y baje a desayunar cuando tocaron la puerta.

-Lu, me moría por verte ya te extrañaba demasiado, dijo Cris
-No te vuelvas a ir sin nosotros, dijo Daniel
-Los extrañe cada segundo, les traje un regalo, dije sonriendo

Nos pasamos toda la mañana platicando y abriendo los regalos, me gustaba verlos feliz.

Después de un par de horas ellos se fueron y yo quería ir a la cafetería extrañaba el olor a café.
Al salir de mi casa recibo un mensaje.

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DE: Javier

Hola Méndez, ¿Estás en tu casa?, quiero verte.

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Enseguida le respondí su mensaje, ya moría por verlo y abrazarlo; en poco tiempo se había convertido en mi fuente de felicidad.

Otra clásica historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora