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Jungkook.

Han pasado 3 semanas desde esa cita con Chim.

3 semanas en las que no hemos podido vernos tras las reuniones, pero cada domingo hemos salido a caminar por el parque cercano a mi edificio.

El tiempo ha sido poco, pero hemos compartido de la forma que nos entendemos.

Mientras Chim falta a cada sesión, hay alguien que a frecuentado cada una y se sienta a mi lado cada día.

— Hoy traje algo – susurra Park mientras movía la silla a mi lado.

La verdad agradecía que fuera tan ruidoso cuando se movía a mi alrededor, en vez de estar alerta, estaba tranquilo porque sabía que él estaba ahí por algún ruido o porqué él me relataba las cosas.

— ¿Puedo saber que es? – pregunté acomodándome en mi asiento mientras sentía a Nochu descansar su cabeza en mis piernas.

— Hola, bonito – escuché que agudizaba su voz

— ¿Me dices a mi Park? ¿Ya llegamos a ese nivel de confianza?– dije jugando

— JA, ¿Quieres que lleguemos a ese nivel de confianza Jeon? – respondió y sentí su tacto sobre la mano con la que acariciaba a Nochu.

— Que descarado, Park, quien te viera así en tu canal.

— No muchos tienen ese placer, Jeon– dijo y escuché un movimiento a mi lado, no me sorprendí con su respiración cercana a mi oído. – y por si te quedaban dudas, te acabo de guiar un ojo.

Reí suavemente al igual que él, mientras me alejaba ligeramente. Sabía que Park a veces coqueteaba conmigo, pero algo me dice que es su naturaleza coqueta.

— Te diré el secreto, traje una galletas para el grandulón entre tus piernas.

Nochu levantó su cabeza del lugar mencionado y pude sentir como se estiraba para llegar a Jimin. Pero no sabía si lo estaba logrando.

— No lo lograrás con la audición, guapo, usa otros sentidos

Una de las manos de Jimin tomó las mías y las guió hasta mi perro y a él.

Con mi mano derecha tocando el dorso de la mano de Jimin, mientras que con la mano izquierda tocaba el pelaje de Nochu.

— Vamos, mueve ambas manos y yo te voy diciendo que es.

Sentí mi corazón bombear a toda velocidad en el minuto que Park soltó mi mano, titubeante intente moverla, pero acabé retirandola hasta que volví a sentir la mano de Park.

— Solo estamos nosotros Jeon, te lo juro, yo te ayudo.– sentí una última vez el frío de los metales en sus dedos antes de que quitara su mano.

Moví de a poco mi mano derecha para sentir su mano haciendo una forma que al inicio reconocí como extraña, o eso hasta que completé el movimiento.

— Estás tomando algo – susurré más bajo de lo esperado.

— Ahora Nochu.

Moví mi mano con más confianza sobre mi can, pasando por sus orejas erguidas, hasta su nariz y su babosa boca.

— ¿Porque babosea tanto?

— Toca lo que está en mi mano – mencionó en un tono alegre, podría decir hasta orgulloso de sí mismo. Toqué la cosa dura y grasienta al tacto que Jimin tenía en su mano y fue cuando él nos acercó al hocico de Nochu.

Amor por ContactoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora