29

77 6 0
                                    

Jungkook

Mi ropa picaba, y sentía una leve presión en mi garganta, seguramente era la corbata que Jimin insistió me quedaba bien.

Jamás había usado una.

Pero soy débil ante mi chico.

— Estoy muy ansioso — confesó el dueño de mis pensamientos mientras seguía moviendo compulsivamente su pierna, la sensación era rara, pero él acostumbraba a hacer eso cuando se estresaba.

Lo había sentido otras veces, cuando no podía redactar bien la tesis o se frustraba. Yo había estado con mi cabeza en su regazo sintiendo el movimiento y sus reclamos.

— Mamá te ama, no sé de qué te preocupas

— Caerle bien por teléfono es distinto a hacerlo en carne y hueso. Aquí puede ver mis defectos.

— ¿Cuáles? Eres perfecto — dije sonriendo, y pronto conseguí un beso que fue muy corto para mi gusto.

— ¿Cuánto falta para el restaurante? — preguntó, y creo que esa pregunta se dirigía a Jin.

Sí, ambos me habían convencido de ver a mamá en un restaurante, pero tuve una serie de peticiones.

— Estamos cerca. — susurro.

Jin había estado muy callado desde que salimos de la consulta. Sabía que debía hablar con mi hyung, hemos sido él y yo desde hace un tiempo, y se que todo cuanto hace es por mí.

— ¿Cómo estará todo en Corea? — pregunté apretando la mano de Jimin.

— ¿Te refieres a la cita de Yoongi y Tae?

— Quién lo diría, Yoon es un romántico que pide noviazgo con flores y chocolates.

— ¿¡Yoongi le pedirá que sean novios!? — se emocionó mi novio e intentó buscar algo en sus bolsillos por lo que estuve obligado a detenerlo.

— Amor, si se lo cuentas muere la sorpresa. — dije cargando mi cuerpo en su costado. Escuché como lanzó un resoplido, y con una de mis manos toqué su brazo todo el camino hasta su cuello para afirmar su barbilla y facilitar un beso en el puchero que imaginaba que tendría.— Te amo.

— Y yo a tí — susurró volviendo a besarme.

Amaba todo de él. Y ahora no podía dejar de pensar que quizás la imagen que proyecto de su figura se hará realidad, ver su belleza, sus ojos, sus perfectos labios que he delineado tantas veces con mis dedos y mi lengua.

Me estaba volviendo ambicioso, ahora no solo quería verlo unos minutos. Quería toda la experiencia de observar cada minuto del día, desde como se levantaba hasta como se queda dormido tras nuestras noches de sexo.

— Llegamos — informó mi Hyung.

Del camino a la mesa solo puedo decir que poner tantas escaleras para entrar a un lugar solo dificulta más las cosas para personas como yo. Y gracias al cielo Jimin tenía la rodilla verdadera, porque le hubiera incomodado mucho otra clase de prótesis.

— Kook, ¿cuando volvamos a Corea puedes acompañarme a un lugar?

— Claro, amor. ¿Dónde iremos?

— Quiero presentarte a alguien — susurro. Por su tono de voz intuí que debía dejarlo así, hice caso a mis instintos y seguimos caminando hasta detenernos.

Tomé asiento en silencio con mi novio a mi lado, en ningún momento me soltó de la mano. Él también parece leerme cuando es necesario, mi mente estaba en blanco todo ese tiempo. Realmente no volveré a ver a mi mamá, pero sentirla, hasta olfatearla por muy raro que parezca va a ser una experiencia.

Amor por ContactoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora