Cap7: Estar a nada de serlo todo...

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Capítulo7: Estar a nada de serlo todo..



-Ey, buenos días – Dijo sonriente.


Abrí los ojos y me encontré frente a Chandler. Parecía como si me hubiese estado observando durante un tiempo, tenía una hermosa sonrisa en su rostro. Ambos seguíamos abrazados, pegados uno con el otro, como nos habíamos dormido en la noche. Apenas lo vi, mostré una amplia sonrisa.


-Buenos días – Respondí con voz cansada – ¿Hace cuanto te levantaste?


-Hará una media hora tal vez.


-¿Tanto tiempo? ¿Y por qué no me levantaste?


-Quería verte dormir. Parecías tan tranquila... Eres muy linda cuando duermes.


Emití una tímida sonrisa y me puse colorada. Nunca nadie me había hecho un cumplido así... Al menos no un chico, y menos un chico tan apuesto como es él. En mi interior estaba prácticamente gritando, es decir, fue tan dulce... Me había encantado ese detalle.


Sonreí – Bueno, gracias.


Ambos quedamos mirándonos, sonriéndonos el uno al otro. La mirada de cada uno expresaba ternura... Expresaba un cariño especial. Él me miraba con suma dulzura, al igual que yo lo hacía. En ese momento solo importábamos nosotros dos. Estábamos quietos, pero el corazón comenzó a palpitarnos fuerte. Pude sentirlo, tenía mis manos sobre su pecho. Nuestras pupilas se dilataban, estábamos quizá algo nerviosos, pero sin embargo, no dejamos de sonreírnos.

Chandler tenía sus hermosos ojos azules brillando, su sonrisa encantadora... Me atraía así de una forma, algo frío y serio por fuera, pero se escondía un chico dulce y tierno por dentro. Cada vez sentía una atracción y cariño más grande hacia él... Me parecía perfecto.


-Tú también eres muy lindo por la mañana, Chandler.


Eso lo había dicho sin pensarlo, mierda... ¡Me había sonrojado aún más!

Él parecía sorprendido por lo que le había dicho, pero estaba sonriente. Bajé la cabeza apenada... Pero él me la levantó delicadamente con sus manos.

Ambos quedamos bastante cerca. Nuestras narices prácticamente chocaban, nuestras miradas penetraban el alma de cada uno, nuestros labios estaban a pocos centímetros.


Ya no quedaba nada por hacer. Ambos, lentamente comenzamos a acercarnos hasta quedar peligrosamente cerca. Nuestras narices ya chocaban entre ellas... Pero aún seguíamos acercándonos.

Cada vez estábamos más cerca. Las palabras eran innecesarias. Cerramos nuestros ojos al mismo tiempo. Podía sentir su respiración chocar contra mis labios... Estábamos a punto de hacerlo...


-Chicos... Buenos días.


Nos apartamos rápidamente y dirigimos nuestra mirada hacia las escaleras. Allí estaba Rick, observándonos. Ambos nos pusimos colorados cual tomate... ¿Habría visto algo? ¿Nos retará? ¿Se habrá enojado? La vergüenza que sentía en ese momento era inexplicable. Acababa de conocerlo, y ya me había visto a punto de besarle a su hijo.

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