Cap17: Sobrevivir.

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Capitulo17: Sobrevivir.






-¡Un cobarde! ¡Un cobarde! ¡Un maldito cobarde!


Él no dejaba de repetir aquellas palabras. Mientras lo hacía, golpeaba con fuerza el suelo mojado y sollozaba tristemente. Yo no me atrevía a acercármele, luego de la tremenda paliza que me había pegado. Estaba quizá, tan confundida como él. Me dolía vernos así, no era lo que yo imaginaba para este momento.


-¡Aarrggh! 


-¡Rraagghh! 


Familiares gemidos se escuchaban por detrás de mí. Giré para verme, y una horda se nos estaba acercando. Esta vez no eran ni 15, ni 20, era una horda gigante. Me quedé paralizada al verles. Me levanté con la poca fuerza que tenía del suelo y corrí hacia mi padre.


-¡Debes levantarte, viene una horda contra nosotros! ¡Levántate por favor! 


Él seguía quieto, como si mis palabras no le importaran. Ya no lo oía sollozar ni nada, estaba en completo silencio. Le tomé con fuerza uno de sus musculosos brazos tratando de levantarlo, pero era imposible, claramente. Él no quería, y esos hijos de puta cada vez estaban más cerca de nosotros.


-¡Por favor, arreglaremos todo esto después! ¡Levántate! ¡Levántate!


Él seguía sin hacer nada, y cada vez eso me ponía más nerviosa. Los Walkers estaban a tan solo unos 6 metros de nosotros.


-¡Si valoras algo de tu maldita vida o de la mía levántate y corre por tu vida!


Me miró – ¡Ve al auto y quédate ahí!


Me pegó un fuerte grito, me apartó de su lado y se levantó, listo para enfrentarlos. Podría haberle contestado, pero simplemente sentía que no era el momento. Lo obedecí, corrí hacia el auto y me encerré temerosa, viendo como él luchaba con los demás.


¿Por qué no usaba las flechas? ¡Se estaba defendiendo mano a mano!


Solamente usaba el cuerpo de la ballesta para pegarles en la cabeza. Impresionablemente, usaba también una de sus manos, lograba abrirles el cráneo y con su puño trituraba sus sesos. También agarraba firmes piedras del suelo y las tiraba contra ellos. Estaba dando una buena pelea, pero él no podría solo. Estaba agotado, sin las suficientes energías.

Dentro de poco podrían morderle.


-... ¡Papá!


Busqué rápida y desesperadamente algún arma en el interior del auto, hasta que di con un hacha. La agarré y sin necesidad de pensarlo, salí del carro y pegué mi espalda contra la suya, para que ambos pudiéramos cuidarnos el uno al otro.


-¿Qué haces aquí? – Preguntó, mientras la gran horda nos rodeaba.


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