𝖀𝖓𝖆 𝖋𝖑𝖔𝖗 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖚𝖓 𝖉𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖔 - ᴍɪɴʟɪx - [𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧]

54

Si no lo entiendes, ¿qué tal si te lo muestro?

Felix cubrió su boca. — ¡Señor rey demonio! ¡Está jugando otra vez! —regañó Felix con los ojos cerrados y avergonzado.

— Oye, te besé. Ten otro tipo de reacción, ya sabes, un corazón palpitante o algo. — Felix infló una de sus mejillas. — Y yo no tenía intenciones de molestarte... — sujetó la mano de Felix, la acercó a sus labios y dejó un beso ahí. — Ven y se mi concuvino.

— ¿Eh?

— Te estoy pidiendo que te cases conmigo. — sonrió y sus hoyuelos aparecieron, tan hermoso. Felix lo miró desconfiado — ¿Por qué estás poniendo esa cara?, no estoy planeando nada, realmente me divierto cuando estoy contigo, te quiero. No te faltará nada, se mio.

— Yo... ¡No puedo! — agachó la cabeza, sintiéndose culpable por tener que rechazarlo. — Hay... Hay alguien más a quien amo.

Chan acarició sus mejillas contra la mano de Felix — ¿Pero está bien que ese "alguien más" esté con esa mujer ahora mismo?

— Pero... Pero aún así yo-

— Su majestad — Felix fue interrumpido y la muñeca de Chan sujetada con fuerza, provocando que soltara la mano del rubio. — Me gustaría que no lo toque así. Él es mío. — Minho no estaba dispuesto a ver u oír más. Chan sonrió. Tomó la muñeca de Felix — Vámonos Felix.

— ¿MinMin? ¡¿Hacia dónde vamos?! — Minho no lo notaba, pero prácticamente tiraba de él.

— Em.. Namjoon... ¿Se ve como si hubiera sido rechazado?

— Usted fue rechazado.

— ¡NO LO FUI!

[…..]

— ¡MinMin, tu agarre...! — Felix trataba de seguir el paso — ¡Minho, espera! — pero Lee no oía — ¡¡Minho huyng!! ¡¡Mi mano duele!! — el pelinegro frenó y lo soltó.— ¿MinMin?

— Dame tu boca.

— ¿Eh? — Lee se volteó y limpió los labios de Felix con su manga. El rubio se quejó —¡N-Min... ¿? —

— Calla. Guarda silencio hasta que haya terminado de limpiar.

— ¡Basta! ¿Qué haces? Eso es tonto. — separó, preparado para reprochar su accionar tan infantil, hasta que vio dolor en su cara. —¿Min...?

— No...

— ¿M-MinMin?

— No rechaces mis besos y luego dejes que otro hombre te bese...— sonó herido.

— P-Pero eso, el señor rey demonio de repente...

— Oh, parecían intimos incluso antes de eso.

— Oh, eso...

— ¿De qué hablaban?

— No es importante.

— ¡Mentiroso! ¿Por qué llorabas? — ¿Hace cuánto que Minho los observaba?

— ¡¡Yo no...!!

— Entonces, ¿por qué enterrar tu cara en el pecho de ese vejestorio? — Felix negó — ¿Estás tratando de esconder algo de mi de nuevo?

— ¡Tú escondes algo también!

— ¿Qué estoy escondiendo?

— ¡Cuchicheabas con tu secretaria!

— ¿Lisa? Eso fue...

— ¡Dicen que ella es tu novia!

¡Oh, no!