Extra

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Felix se despertó y abrió los ojos lentamente, estaban mojados por las lágrimas. Una figura conocida apareció frente a él y los abrió de golpe.

- Cielos, ¿por qué estás llorando?- Minho estaba en bata. Acababa de tomar una ducha.

- MinMin...

- Estoy en casa.

Felix lo rodeo con los brazos y lo tiró hasta que quedó sobre él - Estaba angustiado...- susurró y lo abrazó - ¡Te extrañé!

Minho sonrió, devolviendo el abrazo - ¿Qué pasa con este alboroto? Sólo fueron tres semanas. - Minho, como era el trato, debía volver al mundo de los demonios por trabajo.- A demás, tu estás aquí. No hay manera de que no vuelva. De todas formas, estás muy atrevido esta noche, me gusta. - sonrió malévolo y se metió bajo las sábanas con Felix, alzando la remera de su pijama.

- ¡N-No, MinMin! ¡No era mi intención! - se sonrojó.

- ¿No quieres?

- No es que no quiera, no estaba preparado.

- Acostumbrate a ello ya. - se quitó la bata hasta los hombros.

- ¡Espera, MinMin, espera!

- No - rió.

- ¡Malévolo! - rió para acercarse a sus labios y dejar un beso.

- Atrevido.

Jisung golpeó la puerta de la habitación - Minho-nim, el té... - se detuvo al escuchar suspiros pesados y leves gemidos en el interior. Optó que lo mejor era retirarse - Este Minho, al momento de llegar a casa... - Negó con la cabeza.

Sus manos recorrieron todo su cuerpo, sintiendo como éste temblaba ligeramente ante su toque. Tomó su tiempo para sentir y memorizar cada parte, cada textura, cada sensación, porque sí, él amaba cada parte de Felix.

Sus labios seguían encontrándose en un dulce, lento y suave beso, que poco a poco se tornó necesitado de más. Fue ahí cuando sus lenguas chocaron y la mano de Minho apretó firmemente un muslo del rubio, haciendo que éste soltara un leve gemido en su boca.

Ah, el sonido de su voz le encantaba. Esa mezcla de inocencia y sensualidad que sólo Felix poseía, lo ponían loco y él juró que moriría por sólo poder oilo otra vez. Por lo que se movió entre sus piernas, provocando que sus intimidades rocen, dándole aquello que tanto quería.

- Ah~ M-MinMin... E-Está empezando a doler~ N-Necesito... - trató de posar su mano bajo el pantalón de su pijama para atender esa necesidad, pero fue detenido por la mano de Minho.

- Yo puedo... - su parte baja fue despojada de la prenda y su erección golpeó su abdomen. Lee volvió a su posición inicial y tomó el miembro de su amado, comenzando un suave vaivén sobre él.

- Mi-nMin.. Ah~ - el demonio acercó sus dedos a la boca de Felix, introduciendolos al interior. Sin pensarlo dos veces, el rubio tomó la mano del pelinegro y comenzó a lubricar sus dedos, mientras disfrutaba de la tortuosa y lenta masturbación.

Una vez que Lee lo sintió oportuno, retiró los dedos y miró a Lix a los ojos. - Respira hondo... - sonrió de lado. Sus ojos brillaban ante la mirada espectante que el humano le daba. La vista era perfecta: sus cabellos se pegaban a su frente sudorosa, su rostro sonrojado y saliva saliendo de su boca, su pecho acelerado de arriba hacia abajo, jodidamente sexi, pero con su mirada avergonzada, inocente.

Lee se acerco a la entrada de Felix, jugando un poco alrededor, hasta que decidió introducir dos de sus dedos, moviendose en su interior, abriendo y cerrando los pétalos de su dulce flor, procurando encontrar el momento justo para saborear el delicioso néctar que está podía ofrecerle.

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 𝖀𝖓𝖆 𝖋𝖑𝖔𝖗 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖚𝖓 𝖉𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖔 - ᴍɪɴʟɪx - [𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora