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Últimamente ha estado extraño. Ha estado evadiendome desde que volvió de hablar con ese viejo.

— ¿Qué hablaste con ese viejo?

— Nada.

— Se honesto conmigo.

— ¡No fue nada!

— ¡DIME.! — se acercó a su rostro y Felix lo empujó todo sonrojado.

— ¡No te acerques tanto!

No importa cuantas veces le pregunte, él no dice nada en absoluto. Es un terco. ¡Hoy es el día en el que conseguiré que lo escupa!

— ¡Felix! — Minho entró a la sala.

— ¡Hola, Minho! Vinimos de visita.

— ¿Dónde está Felix? ¿Dónde se escondió? — Hyunjin fue ignorado.

— Pues, salió temprano esta mañana. — contestó Jisung.

— ¿A dónde?

— Fue a la casa de Seungmin.

— ¿Por qué se fue sin mi permiso?

— En realidad, vino a mi para que te preguntara y lo hice. Tal vez no recuerdas porque estabas algo dormido, pero me diste permiso.

— ¿Y por qué no me preguntó directamente?

[…..]

— Ya. No llores, Felix.

— Es que dije que escondería estos sentimientos, pero realmente lo amo. ¿Por qué no puedo detener esto?

Seungmin lo abrazaba intentado consolarlo. Pero es que, ¿quién lo consolaria a él? Si bien sabía que Felix necesitaba desahogarse, oír llorar a la persona que te gusta mientras dice que ama a otro no es nada fácil tampoco.

— Seungminnie, el clima se está poniendo bastante feo, tal vez deberías acompañar a Felix a su casa.

— Oh, es verdad. — Seungmin se separó y vio por la ventana — Lix, será mejor que vayamos antes de que llueva. — el rubio secó sus lágrimas y asintió.



La tormenta estaba ya casi sobre ellos. — Oh, no vamos a llegar a este paso. — un trueno sono y Felix saltó en su lugar, sujetando el brazo de Seungmin.

— ¿Q-Qué haremos si la tormenta nos alcanza?

— No te preocupes, no nos- — Y comenzó a llover de golpe. La tormenta no vino sola, un gran viento se comenzó a levantar. — Maldición, no puede ser. — Seungmin observó el panorama. — ¡Mira! ¡Allá hay una iglesia! ¡Vamos a esperar ahí hasta que pare!

— ¡Ajam! — Kin tomó su mano y comenzaron a correr hacia ella.

Entraron.

— H-Hola, permiso. Sólo queremos refugiarnos de la lluvia. — sólo su eco se oyó.

— Parece que no hay nadie.

— ¡Oh, es cierto! — El azabache lo miró — ¿Te encuentras bien? ¿Sientes que te quemas o algo?

— ¿Eh? Yo me siento bien.

— Ah, es cierto, los demonios sólo te criaron, no es como si eso te convirtiera en uno. — Felix rió por la ocurrencia. — Vaya, hasta que al fin cambias la expresión.

— jaja, sí. Lo siento. — comenzó a sacar su saco y su remera.

— Wowowow oyeee, ¡¿por qué te estás desvistiendo?!

 𝖀𝖓𝖆 𝖋𝖑𝖔𝖗 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖚𝖓 𝖉𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖔 - ᴍɪɴʟɪx - [𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢ó𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora