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Habían pasado unos días desde que había visto a Bluey.

Jean Luc quería salir con la chica.
Pero no como una salida normal de amigos. Si no ya como una cita sería.

Tenía todo planeado, había estado realizando esa cita desde hacia mucho tiempo, cuando decidió contarles a sus padres sus sentimientos por Bluey.

Los padres de Jean Luc no se sorprendieron cuando su pequeño les dijo. Lo tenían previsto desde ese verano, cuando conoció a la peli-azul.

El labrador estuvo triste durante un buen tiempo, tanto que pensaron seriamente en ir a ver a un profesional. Claro que tampoco se negaron a la petición del niño de volver a Australia para vacaciones, con la esperanza de volver a ver a la pequeña blue heeler.

Y gracias al destino (aunque se tardó un poco) se volvieron a encontrar, para está vez no perderse el uno del otro.

Jean Luc se sorprendió cuando ella rechazo su propuesta para salir.

El labrador conocía bien a Bluey, ella no era de las que se negaban a un plan de salida. Algo estaba mal.

Fue a la casa de la blue heeler.

Se sorprendió cuando la menor le negó acceso con un atomizador de agua.

–No tú también. –Le hecho agua. –Bluey no quiere ver a nadie. Ahora fuera.

La pelirroja le siguió mojando con el artefacto hasta que lo saco al límite de su patio.

–¡Por dios! Ahora ya no dejan a una descansar... –Fue lo último que dijo Bingo antes de cerrar de un portazo.

Pero Jean Luc no se iba a rendir tan fácil. No iba a dejar a su amiga sola, no está vez.

Y marco a la blue heeler, con esperanza de que está contestará, aunque con la probabilidad de que ella no lo hiciera.

¿Hola? –Era la voz de la chica.
¡Bluey! –Se alegró de que contestará. –¿Te encuentras bien? Intente entrar a verte pero tu hermana me echo.
Oh... Hola Jean Luc. Si estoy bien, lamento lo de Bingo. Ha estado así desde hace unos días, cuidando de que no me molesten. Perdón por eso. –Si definitivamente algo le pasaba.
No te preocupes, solo... –Dudo un poco ante su pregunta. –¿Hay algo que pueda hacer?
La respuesta de Bluey tardó en llegar. No, gracias...

Y colgó sin más.
Pero si piensan que eso detendrá al labrador, están muy equivocados. Jean Luc era muy perseverante.

Bluey por lo mientras se encontraba boca arriba en su cuarto, después del desayuno y un poco de sobrepensar las vivencias de hace unos días, pero sobretodo la visita de esa mañana. Solo quería paz y tranquilidad.

Un golpeteo en la ventana le molestó. Pensó que era un ave o un insecto. Fijo su vista en la ventana. Una pequeña piedra golpeó el vidrio.

Se extrañó. –¿Bingo está intentando subirme el ánimo con algún juego como en los tiempos donde estábamos niñas?

Bluey se acercó a la ventana, no vio a nadie. Salió al balcón, tal vez era una ardilla.

–¿Jean Luc? –Se sorprendió ver al pelinegro en el patio trasero. –¿Qué haces aquí? Bingo va a matarte cuando te vea.

Quizás no fue buena idea pedirle a su hermana que nadie la molestara, la menor tendía a tomarse muy en serio sus papeles.

–Tuve que escabullirme de ella, de hecho. Estaba muy preocupado por ti. –Explico. –No pude quedarme de brazos cruzados luego de escucharte decir que estabas bien con ese tono tan triste.

Bluey sintió una pequeña opresión en su corazón. Tomo unas cuantas sábanas y atándolas unas con otras creo una cuerda.

–Pensándolo mejor creo que la que va a matarte seré yo. –Dijo estando junto a Jean Luc. –No quería que te preocuparas y menos que tuvieras que ocultarte de la ira de mi hermana.

–Vale la pena si puedo ver tu sonrisa. –Jean Luc tomo la mano de Bluey. –Ven tengo algo que enseñarte.

–¿Qué es? –La blue heeler estaba curiosa.

–Lo sabrás cuando lo veas.

Ambos cachorros se fueron, estaban tan metidos en su mundo que no vieron que la hermana menor de la peli-azul se encontraba siendo espectadora de todo.

–Sabía que debía utilizar la manguera...

Juntos (Bluey×Mackenzie×Jean Luc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora