Capítulo 17.

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Remus Lupín mantenía su vista serena hacia el exterior de la ventana, su propio reflejo mostraba todas y cada una de las cicatrices que si bien eran bastante viejas, estaban ahí presentes, enfatizando que nunca iba a ser un mago normal.

Suspiró sonoramente, el vaho de su respiración chocando contra el cristal empañó el paisaje pero esto no le importaba mucho realmente, un dedo delgado empezó a realizar trazos sobre el vidrio, haciendo garabatos que pronto tomaron una forma más definida, haciendo un perrito peludo, de nombre padfoot.

-Pensando en él, donde se habrá metido luego de hacer una escena tan dramática- murmuró mientras abultaba su labio inferior ligeramente.

-¿Eso que mis ojos están viendo es un pucherito?- Remus abrió los ojos desmesuradamente, volteando su cabeza como el exorcista.

-¡Sirius!

El mencionado se acercó mientras metía sus manos dentro de sus bolsillos, Remus no comprendía en su totalidad como es que el sangre pura podía permanecer tan sereno después de ocasionar un revuelo.

-¿Por qué tienes cara de chihuahua?- cuestionó Black.

-¿Perdón?

-Esa cara, esa expresión, pareces un Chihuahua asustado.

Suspiró-. Estaba preocupado por ti.

Black detuvo su caminar a pocos centímetros del licántropo, sacó sus manos de sus bolsillos y finalmente envolvió el cuerpo más bajito entre sus brazos.

-Lo sé... Intentaba tranquilizarte con mis bromas, o al menos- una mueca se dibujó en su rostro-. Que no pensaras tanto en ello, no te preocupes moonie, estoy bien, está bien.

El castaño no hizo más que quedarse quieto, sintiendo la respiración cálida de canuto en su oreja, tragó saliva pesadamente mientras un revoloteo florecía en su estómago.

-¿Nervioso, Lupín?- soltó una risita nerviosa al oír la voz rasposa del contrario. Subió sus manos hasta la altura del pecho ajeno y lo empujó sutilmente buscando apartarlo.

-Déjame en paz, este no era el escenario que había imaginado- reprochó, Sirius cerró los ojos haciendo el intento de no morir de ternura.

Lo abrazó ejerciendo un poco de fuerza-. ¿Y cuál era el escenario que estuviste imaginando en mi ausencia?- Remus subió un poco la mirada encontrándose de lleno con aquellos preciosos ojos grises-. ¿Un escenario caliente? Me apunto.

-¡No!- exclamó alzando un poco la voz generando la risa del pelinegro-. Se suponía que tenía que regañarte y tu ibas a decirme que no había sucedido nada malo y luego-..

-Pero no pasó nada malo.

Sirius lo miró expectante en cuanto Remus lo miró molesto- Prosigue.

-Y luego yo iba a decirte que eso no lo sabes porque todo puede pasar, para finalmente terminar en estas circunstancias.

-Para que yo inicie mi drama- concluyó Sirius con una sonrisa perruna.

-Si para que tu-.. Espera, ¿qué?- alarmado, el profesor volvió a mirarlo, sintiendo el abrazo mucho más ajustado.

Aquí viene... pensó el castaño mientras apretaba sus labios hasta formar una fina línea.

Sirius cambió su expresión e increíblemente sus ojos se humedecieron, Remus no cabía en su sorpresa.

-Moonieee- berreó mientras levantaba al contrario del suelo con sus brazos-. ¡No me hagas esto, ME LASTIMAS!

El castaño lleno de cicatrices lo miró de forma indescifrable, pues tenía varias emociones reflejadas en su expresión, ¿confusión?, ¿diversión?, ¿extrañeza?.

Mírame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora