Mírame.

Capítulo 14.

Sirius emitió un bajo gruñido, agarró su enmarañado cabello tirando de él con frustración, caminado de un lado a otro en un acto frenético y nervioso.

-Esto no tenía que pasar, no debió pasar...- murmuraba repitiendo la misma oración entre su alterado andar.

-Sirius, afortunadamente Harry está... estable- el pelinegro miró a Remus frunciendo ligeramente su entrecejo-. Para todos fué una sorpresa que los dementores aparecieran por los alrededores de Hogwarts, específicamente en el campo de Quiddicht.

Lupin ladeó la cabeza al ver al prófugo pensarlo por un momento. Pero...

-Me están buscando, Remus- dijo.

-Lo sé- resopló masajeando sus sienes con sus dedos-. Pero no es tu culpa Sirius. Fué un accidente, que precisamente hoy Gryffindor haya tenido partido y los dementores aparecieran es coincidencia.

El ojigris volvió a arrugar su rostro demacrado, antes de tumbarse bruscamente en el sofá de terciopelo escarlata que alguna vez fué hermoso, en su época dorada. Pero, que ahora tenía marcas de zarpazos, estaba raído y desgastado.

Observó de reojo al hombre de las cicatrices, tenía los ojos fijos en un libro que sabía que no estaba leyendo porque sus orbes se movían rápidamente entre las páginas, estaba tenso, sus dedos se cerraban con rudeza en el borde de las tapas y algunas páginas del libro que ocupaba, su mandíbula estaba apretada y Sirius casi podía afirmar que el licántropo destilada un aura pesada, estresante y molesta.

-Remus...- llamó con un tono más suave.

-No es tu culpa, no lo es...- rezongó el castaño con amargura, Black comprendía por lo que su pareja estaba pasando, él también se sentía impotente por no poder demostrar su inocencia.

-Remus...- volvió a intentarlo, enderezándose en el incómodo mueble con la intención de ir a su lado.

-Yo... veré si puedo recorrer Hogwarts por la noche, normalmente el profesor Snape hace eso...- divagó, mientras cerraba de golpe el libro, Sirius Black finalmente se levantó y Remus ya sabía que estaba a su lado tras dar unos cortos pasos, la mano del prófugo descansaba en su hombro-. Tú te quedarás aquí para que no te hagan nada y-...

-Ah no- el pelinegro empezó a negar reiteradas veces con la cabeza-. Yo tengo que salir también.

El castaño bufó-. Sirius-...

-Es muy peligroso, eres un prófugo de Azkaban y cualquier persona que te llegue a ver informará tu ubicación a los Aurores- interrumpió imitando estúpidamente a Remus-. Moonie, lo sé... Sé que a veces hago cosas sin meditar racionalmente.

-¿A veces?.

Sirius chasqueó la lengua-. Bien, normalmente hago las cosas por impulso sin medir las consecuencias, pero para eso te tengo a ti, Rem... Eres la razón por la que no enloquecí en Azkaban. Tú y Harry me estarían esperando del otro lado.

El contrario rió flojamente-La locura Black corre en tus venas...- las manos de Remus buscaron las de Sirius-. Ya tú estabas loco, mi amor...

El pecho del pelinegro de feroces ojos grises se sacudió mientras surgía una carcajada que sonaba como un ladrido canino-. Pero tú puedes sacar el lado más cuerdo de mí.

Remus rodó los ojos con gracia, sintiendo las frías manos del sangrepura corresponder a su tacto-Y sobre Harry, él piensa que tú mataste a sus padres.

-Eso lo hace más auténtico- una sonrisa traviesa surcó su demacrado rostro-. Qué Harry siga con ese pensamiento, la revelación de la verdad hará todo más dramático.