2.~ Duelo.

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ASTRID

Todos los días eran un sufrimiento para mi. Su perdida me había dejado vacía, ya no tenía ganas de nada por más que lo intentara.

El dormir se había convertido en un infierno, cada vez que lo hacía tenía pesadillas, todas sobre ella reviviendo el momento una y otra vez. Sentía que me estaba volviendo loca, no podía descansar bien, solo quería perderme en el alcohol o cualquier sustancia para poder olvidar.

Me sentía mal, no solo en lo emocional sino también físicamente, sentía que mis energías se estaban agotando, no había comido bien desde mi llegada a la nueva casa, y cada vez que escuchaba la voz de las chicas, me ponía de malas, a pesar de que parecía que se preocupaban. Intentaba dar mi mejor cara pero a veces se me olvidaba que tenía que fingir mi personalidad.

No me gustaba llorar, pero aún así lo hacía, y no sabía si las lágrimas pararían algún día.

Era horrible dormir pero también lo era estar despierta y tener que sentir ese maldito dolor en mi pecho todos los putos días. Ideas como las que tenía ella se me cruzaban por mi cabeza a cada rato, pero yo no era así, no era una estúpida cobarde.
Aunque era más fácil acabar con todo, era un desastre y no valía la pena nada en mi vida, después de todo ella lo hizo, tal vez estaría con ella otra vez.

No sé si fue el horrible dolor de cabeza que tuve un día después de tomar como loca y no recordar nada, que me animó a querer hacer lo que ella había hecho...

Sostuve un cuchillo en mi mano y casi sin pensar me lo acerqué a mi cuello mientras respiraba profundo antes de cometer el acto.

-Astrid -tocaron la puerta y se me cayó el cuchillo del susto.

-Mierda -lo escondí debajo de la cama y me resigné a abrir enojada-. ¡¿Qué quieres?! -le grite a aquella chica de la casa que me recordaba de algún modo a Delia.

-Quería invitarte a cenar -dijo un poco asustada-. Solo será conmigo porque Jenell está estudiando.

Traté de relajarme y asentí.

-Enseguida voy -cerré la habitación y es cuando caí en cuenta de lo que iba a hacer unos segundos atrás.

Casi me quitaba la vida y a pesar de que me encontraba fatal, eso jamás lo iba a permitir de nuevo. Todo era por culpa de una estúpida niña que solo pensó en si misma y no en mi...

Jamás la iba a perdonar por lo que hizo.

Me dirigí a la cocina y me senté para ver lo que me servía esa tal Aleyda.

-Espero que te gusten las quesadillas -me sirvió en un plato.

-Si, gracias... -comencé a comer sin ánimos.

-¿Y vas a la escuela? -me preguntó. Trataba de entablar una conversación, lo que me irritaba un poco.

-Ya la terminé -bajé la mirada recordando mi estúpida graduación de mierda.

-¿Cuántos años tienes? - Preguntó curiosa.

-Veintiuno ¿Y tú?

-Diecinueve -me sirvió agua -¿O sea que terminaste la universidad?

-No, ni siquiera sé si estudiarla, siempre he sido mala para la escuela -admití.

-Entiendo.

-¿A ti también te va mal?

-En realidad soy buena, solo que menos que antes -sonrió-. Jenell me distrajo.

-¿Tú y Jenell son...?

¡NO ME ALTERES!  (Crossover)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora