4.~ Criminal.

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ALEYDA

Abracé a Jenell por detrás mientras ella veía la computadora y sus libros.

—No estoy de humor, necesito estudiar —me quitó mis brazos que la estaban rodeando.

—Llevas días así, deberías de relajarte, descansar.

—Estoy estresada por la escuela, el trabajo, y tener a esa chica aquí lo empeora.

Desde que llegó Astrid el humor de Jenell había cambiado, la mayor parte del tiempo estaba enojada y ni siquiera tenía ganas de mi, cosa que me molestaba.

Astrid era una chica extraña. No sabía porqué lloraba mucho y tampoco quería decirlo. Suponía que era porque sentía culpa de haber asesinado a alguien, aunque ella decía que no lo había hecho. No sabía si creerle, ¿Que tal si era una asesina en serie que iba de casa en casa matando gente? Lo que se me hacia extraño es que casi no comiera.

Era bastante guapa y su aspecto de chica ruda le quedaba bien, en realidad si parecía delincuente.

Pasó una semana desde que Jenell le pidió pruebas de su inocencia. Aún no nos había dado nada y el humor de Jenell empeoraba conforme pasaban los días.

—Todavía no te da pruebas, ¿La echaremos de la casa? —le pregunté a Jenell mientras caminamos a clase.

—Olvídalo, Aleyda, esas pruebas tal vez no existan —dijo mientras avanzaba más rápido.

—¿Qué? ¿Cómo sabes? ¿Te dijo algo? —avancé a su paso.

—Ya no hablemos de ella ¿De acuerdo? Solo deja las cosas como están.

—Jenell, lo que hizo es grave, no la podemos ocultar y arriesgarnos.

—Deja de hablar del tema. —Se paró en seco y me miró seria—. De verdad no tengo tiempo para pensar en eso, suficiente tengo con todo lo demás, así que por favor no lo vuelvas a mencionar. —Entró a clase.

Se me hacía raro que cambiara de idea de repente, a ella más que a mí, le molestaba que estuviera Astrid con nosotras y que no quisiera hablar al respecto, era muy extraño. Aunque entendía que la escuela y los exámenes la agobiaran más que a mí.

Pasaron días desde que seguía con la misma actitud, cada vez se ponía más insoportable. Tenía mucha paciencia pero gracias a su actitud sentía que la estaba perdiendo. Cada que estudiaba y la interrumpía, me gritaba molesta, lo que me hacía sentir mal.

—Solo relájate cinco minutos —masajee sus hombros.

—¡No! —Gritó—. Déjame en paz.

—No entiendo porqué actúas así conmigo, quiero que te sientas mejor.

—Pues no lo lograrás ¿Me puedes dejar sola un rato? —me miró molesta, como si en serio no quisiera mi presencia.

Me sentí mal y se hizo un nudo en mi garganta. Salí de la habitación y me fui a llorar en la sala.

Trataba de hacerla sentir mejor, de ayudarla, pero ella me alejaba. Y entendía que estaba estresada, pero ese no era motivo para tratarme de mala manera.

Lloré lo más bajo posible para que nadie me escuchara y creí que había funcionado. Tenía que desahogarme de alguna manera, extrañaba que Jenell estuviera de buenas y me hablara bonito.

Después de estar llorando por varios minutos, me deshidraté y me dirigí a la cocina por agua, tal vez también por algo de comida.

—¿Quieres? —apareció Astrid desde la puerta del patio.

¡NO ME ALTERES!  (Crossover)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora