9.~ Perdida.

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ASTRID

Conforme pasaban los días, me sentía menos mal. Aún así sabía que no era la misma y que nunca volvería a serlo. Me sentía rota, esos sentimientos jamás los había sentido y esperaba no sentirlos de nuevo, ya no lo permitiría.

Estar en esa casa me ayudaba a distraerme, estaba rodeada de mujeres hermosas. Ya había besado a una y la dueña me estaba coqueteando.

Intentaba ser la Astrid del pasado, la que coqueteaba con cualquiera sin ningún problema. Pero al besar a Aleyda me acordé de Delia y me sentí mal. Me sentía demasiado patética.

Un día sentí que volví por un momento, me sentía excitada y para mí buena suerte me encontraba sola con Aleyda, su novia y la dueña se habían ido unos días, así que era mi oportunidad de acostarme con ella. Pero todo se arruinó cuando llegaron de sorpresa.
Creí haber escuchado un rompimiento o algo así, pero no estaba segura hasta que la idiota de Jenell dejó de venir los siguientes días. Esa mujer se hacía la ruda, pero después de amenazarla supe que era demasiado débil.

Tenía que evitar lo más posible que me corrieran, por lo que comencé a seguir los juegos de coqueteo con esa tal Elly, debía quedar bien con ella.

Cuando Aleyda se fue a trabajar, aproveché para tratar de llegar a algo más con Elly.
Le seguí coqueteando y ella hizo lo mismo, parecía el tipo de chica que no duraba con sus parejas más de un mes. Yo era experta en eso.

La metí a mi habitación y cerré la puerta frente a sus ojos, sabía mis intenciones pero no reclamó porque lo quería también.

Traté de concentrarme lo más que pude en ella. Era una chica más, no era Delia, debía poder tener sexo sin problemas.

Besé sus labios, por lo menos se sentían diferentes a los de mi ex.

Debía dejar de comparar.

La dejé de besar y la miré a la cara sin decirle nada, solo quería detallar su rostro antes de volver a besarla para no tener otras imágenes en mi cabeza.

Ella volvió a juntar sus labios con los míos mientras me tomaba de la cintura y me llevaba hasta la cama. Hizo que me acostara y se subió arriba de mi para besar mi cuello.

Parecía que quería tener el control y pensaba dárselo.

Lo único que tenía que hacer era seguir viendo su rostro cada que pudiera y concentrarme solo en ella, eso me repetía constantemente a mi misma.

Desabrochó mi pantalón y lo bajó, después se deshizo de mi blusa. Yo también decidí deshacerme de todo lo que llevaba puesto, junto con su ropa interior. Lo primero que hice fue tocar sus pechos, era inevitable, eran grandes y tenían buena forma, eso me excitó, así que los iba a lamer pero ella no me dejó hacerlo. Me volvió a besar, pero adentró su lengua para empezar un jugueteo entre nuestra lenguas. Quitó mi brasier y mis calzones, comenzó a descender su cabeza hasta llegar a mis pechos, los cuales los hizo a su antojo. Bajó su mano hasta llegar a mi centro y movió sus dedos de tal forma que me hizo gemir de inmediato. Succionó uno de mis pezones mientras metía más sus dedos a mi...

Ella sabía cosas.

Me estaba haciendo gemir mucho.

Tomé su cabeza e hice que me mirara a la cara, insistía en querer tener su imagen. Ella me sonrió de lado y sin dejar de tocarme bajó su cara hasta mi centro, lo empezó a lamer como nunca nadie me lo había hecho, mientras sus dedos me seguían satisfaciendo. Mierda, lo estaba haciendo demasiado bien. Tan bien que sentía que en cualquier momento me iba a correr. Pero para poder hacerlo necesitaba ver su rostro.

¡NO ME ALTERES!  (Crossover)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora