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Kim Rowon siempre creyó en las parejas destinadas, esas historias que le contaba su madre sobre la diosa luna eligiendo a tu alma gemela habían calado muy profundo en su corazón. Ella también debía tener una ¿cierto?

Era veintitrés de diciembre, la brisa fría azotaba su rostro y levantaba el vestido rosa, prestado por su mejor amiga, el cual trataba de mantener en su lugar en un vago intento de que su ropa interior de ositos no fuese expuesta.

-Rowon, estás loca ¿acaso quieres ir a la cárcel y que a mi me encierren en una torre como a Rapunzel?

-Cálmate unnie, nadie nos verá- aseguró la de cabellos negros con una sonrisa-. Solo miraremos un poquito.

-Mamá va a regañarme por desaparecer de repente.

-¡Oye! ¿Acaso no te salvé de tu horrible destino? Habías dicho que no querías conocer al heredero del clan Jeon.

-Y no quiero hacerlo, pero sabes como es mamá con estos temas.

Rowon soltó una carcajada.

-No te agobies princesa.

-¡No me digas así!- protestó Sohee frunciendo el ceño. Vale, si era una princesa ¡pero no era necesario decirlo en voz alta! Suficiente tenía con cargar con un título que no le gustaba para nada solo porque su familia provenía de la realeza.

Y tal vez no había sido buena idea rogarle a Sohee para que abandonara la celebración y le prestara uno de esos vestidos tan bonitos que tenía para poder colarse y pasar desapercibida. Pero hey, la vida es una y se tenía que disfrutar al máximo ¿no?

Rowon acomodó sus cabellos y respiró hondo. Bien, era ahora o nunca.

-Si te hubieses echado el perfume de copulinas...

-Hee, no me iba a echar esa mierda, supéralo.

-Solo decía.

-Tu madre te está metiendo ideas a la cabeza- le dijo casi con tono molesto. La omega mayor la ignoró y le dio un empujoncito para que entrara de una vez por todas.

La música inundó los oídos de ambas muchachas y Rowon sonrió contento cuando vio a todos esos alfas, omegas y betas vestidos tan elegantemente. Divisó rosas rojas en las manos de algunos y no pudo evitar soltar un chillido al saber que significaba eso.

Cortejo. Ella deseaba ser cortejada por un hombre guapo y ¿por qué no? Que fuera su alma gemela también.

-Oye, relájate. Tus feromonas llamarán la atención de todos y no por una buena razón.

-Lo siento, lo siento. No puedo evitarlo, siento que me haré pis encima.

-No seas...

-¡Sohee!

Una voz a sus espaldas la interrumpió y ambas se dieron la vuelta para encontrarse a Lee Seongjin, el hermano mayor de Sohee, completamente furioso. Rowon podía jurar que veía como humo salía por sus oídos.

-Mamá está buscándote hace veinte minutos.

-U-uh, estaba en el baño.

-¿En el...? Olvídalo, el hijo de los Jeon está esperando por ti- el alfa miró a Rowon de arriba a abajo, ignorandola olímpicamente para concentrarse en su hermana nuevamente-. Vamos.

-En unos minutos iré.

-No, ahora.

-¡Hee...!- la de cabellos negros apretó sus labios entre sí viendo como se llevaban a su amiga casi a rastras. ¿Ahora qué debía hacer? Estaba completamente sola en un sitio que no conocía...o bueno, no tanto, el alcohol podía ser una buena compañía.

UNTOUCHABLE | KTH&JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora