He terminado casi todos mis deberes, sigo estando confundido y preocupado. Tal vez necesite un consejo o ayuda de alguien. Le escribiré a Jimin para hablar con él.
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10 minutos después sonó el timbre.
- Siéntate. Serví una taza de café para los dos.
- Gracias, Nam. ¿Qué está pasando? Cuéntamelo todo.
- ¿Recuerdas que te dije que sentía que había perdido el control de mi vida? Bueno, es momento de que te lo explique todo, porque no puedo más.
Empecé a contarle todos los detalles, mi amistad con Jungkook, la llegada de Jin a mi vida, mi enamoramiento, cambio de planes, etc. Hasta este momento y la difícil situación que estoy pasando.
- No quiero perderlos a ninguno de los dos. Pero siento que es la única opción.
- ¿Por qué tiene que serlo? Digo, debe haber una manera en la que quedes bien con ambos.
- Es que Jungkook no lo entendería... Y Jin no perdonaría que rompa esa promesa...
- Namjoonie, dicelo a Jungkook. Sí, puede que no lo entienda, pero puede que lo haga. Así pues, organizarán un plan otro día y no romperás la promesa de Jin.
- Ok. ¿Y si no lo entiende qué hago?
- Bueno, pídele que aprecie que te sinceraste; que no cuente nada a nadie y que ignore el tema e incluso así organicen su plan para otro día y no pierdan su amistad. Pídele perdón por tus errores. Al fin y al cabo, si no lo entiende no le interesará demasiado.
- ¿Crees que sea buena idea contarle esto a Jinnie?
- ¿Por qué piensas contárselo?
- Bueno, quiero que sepa que le conté a alguien más, quiero ser honesto con él. Y además me gustaría escuchar que me anime un poco en estos momentos.
- Está bien que lo hagas, Namjoonie. Eso sí, cuéntalo de manera clara y expresa tus emociones. Será mejor ser sensatos.
- Muchas gracias por ayudarme Jiminnie, seguiré tus consejos. Deseame suerte.
- ¡Mucha suerte amiguito! Cuéntame todo lo que pase.
- Claro que sí Minnie, te lo contaré todo.
- Chaito.
- Bye Minnie. - Digo, cerrando la puerta.
6:00 PM
Ha pasado un tiempo, he tomado una siesta y he aclarado mis ideas. Decido al fin, escribir y solucionar este problema. Tal como Jimin me indicó. Empiezo por responder a los mensajes de Jin.
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Listo, primer paso: Completado.
Siguiente paso y más difícil:
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Serví un poco del vino favorito de Jungkook y preparé sus galletas favoritas. Después de todo, alguna vez fue mi mejor amigo y lo conozco demasiado bien.
Unos minutos después llegó.
- Buenas noches, Nam.
- Hola, Koo. Pasa, por favor.
Tomó asiento y notó los detalles que tenía en la mesa, parece que le agradaron.
- Si quieres contarme algo, o decir cualquier otra cosa. Es el momento.
- Mira, no puedo ir a la fiesta porque tengo un casi algo y prometí que iba a ir al cine con él en esas horas.
- Guau.
- La razón por la cual no quería contarte es porque no es fácil de entender. Pero he decidido hacerlo, porque al fin y al cabo eres mi mejor amigo, Jungkook. Y lo último que quiero es perderte. - Tomé un trago de vino para poder continuar. Mi casi algo es un maestro del instituto. Y parece estúpido que lo llame casi algo, pero he tenido una gran conexión con él.
- ¿Cuál maestro es?
- El de literatura.
- ¡¿Seokjin?!
- Sí, ese mismo. Él me ha hecho cambiar, ha ocupado mi tiempo y mi mente y seguro es por él que deje de ser el amigo que era antes. Pero desde que llegó al instituto me enamoré de él, por eso es que quiero intentarlo así sea todo un fracaso. Siento no haberlo dicho antes.
- Namu, no te preocupes. - Respondió. No es fácil decir este tipo de cosas, y te agradezco que lo hayas hecho por nuestra amistad. Mira, no soy quién para decirte a quién amar o no, o si lo que haces es correcto o no. Los mejores amigos no debemos ser un límite. Si amas a Jin, está bien, tú tienes tus razones. Quiero que entiendas que no te juzgo, es más, pienso que eres muy valiente por querer intentarlo aunque sea peligroso.
- Gracias, Jungkookie. - Digo en medio del llanto.
- No tienes que agradecerme, Namjoonie.
- También, qu- quiero pedirte perdón por haber faltado como amigo.
- No te disculpes, Namjoon. Yo también he fallado.
Me dió un abrazo e hicimos un brindis con el poco de vino y galletas que quedaban.
- Reorganicemos el plan, sólo para los dos.
- ¡Sí!
- No te comprometas con tu Jinnicito para el siguiente fin de semana y pasemos el sábado y el domingo en mi casa.
- Me parece bien.
- Otra cosa. Trata de encontrarle un balance a tu vida.
¿Vale?
- Vale.
- Tu secreto está seguro conmigo.
Le agradecí y se marchó.
Un balance en mi vida... Pensé. Sí, es justo lo que necesito.
